La historia, el presente y el futuro convergen en la celebración de 200 años de lucha y resistencia de un pueblo que no se rinde.
Reconociendo a los héroes y las lecciones pendientes
En el marco del Bicentenario de la independencia de Bolivia, se alza una reflexión profunda que reconoce no solo a los héroes consagrados que ofrendaron sus vidas por la soberanía, la independencia y la defensa de los recursos naturales, sino también a los héroes nunca nombrados, cuyas historias viven en la memoria colectiva. Si bien la guerra de independencia marcó un hito en la historia, es evidente que la independencia real todavía no llegó para todos.
El pueblo boliviano ha demostrado un compromiso firme en la defensa de su patrimonio cultural, natural y social. Destacan conquistas esenciales como la gradual erradicación del racismo, la redistribución y democratización de la tierra, la educación y salud intercultural, y la nacionalización e industrialización de los recursos naturales. Además, se subraya el justo reconocimiento de la justicia plural y los derechos de la Madre Tierra.
No obstante, quienes apuestan por repetir viejos modelos neoliberales, como la capitalización y privatización desmedida que afectaron a Bolivia entre 1985 y 2005, han traicionado el bienestar nacional. Por ello, la defensa de estas conquistas no es negociable, y constituye la base para el desarrollo soberano e independiente del país.
Bolivia se ha declarado un Estado plurinacional y todavía en este Bicentenario se ha destacado que la nación debe entender que su fortaleza radica en la complementariedad de sus diversas identidades, un principio que debe ordenar las conexiones y vínculos sociales y garantizar el bien común.

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Estado plurinacional: Una deuda histórica con la diversidad
La creación del Estado plurinacional fue un salto conceptual vital que pretendía unir al sur con el norte, al oriente con occidente, y en general, equilibrar las diferencias históricas, sociales y culturales. Sin embargo, la realidad muestra que aún humillamos lo distinto y desgarramos la cohesión social con confrontaciones y divisiones que impiden avanzar hacia una nación integrada.
El divisionismo y la polarización, alimentados a menudo por intereses políticos que prefieren la confrontación para mantener sus espacios de poder, traen consigo la vulnerabilidad ante la explotación extranjera y las formas modernas de servidumbre económica y social. El desafío es claro: construir la nación desde la complementariedad y romper el ciclo pernicioso del enfrentamiento debe ser una prioridad urgente.
Más allá de la política tradicional: el anhelo de una transformación real
Los derechos de la Madre Tierra deben reconocerse y complementarse con los derechos humanos para alcanzar el «vivir bien», concepto que va más allá de una consigna y se presenta como una cosmovisión integral.
A pesar de los errores y carencias, el Modelo del Estado plurinacional sigue siendo considerado la mejor vía para garantizar justicia social y desarrollo inclusivo. En este contexto, el Bicentenario es una oportunidad para que las mayorías adversen las fuerzas conservadoras y retrógradas que buscan socavar estos avances.
El Bicentenario como acto de memoria y reafirmación identitaria
El Bicentenario de vida de la nación boliviana no solo representan una fecha en el calendario, sino una celebración profunda de la persistencia de un pueblo que nunca dejó de resistir. Desde la Pachamama, los 36 pueblos indígenas originarios campesinos, sus idiomas, saberes ancestrales y espíritus heroicos continúan vivos en el alma nacional.
La memoria de figuras emblemáticas como Tupac Katari, Bartolina Sisa, Juana Azurduy, Marcelo Quiroga Santa Cruz, Luis Espinal y tantos otros héroes y heroínas reafirma una tradición de lucha irreductible contra la opresión, la explotación y el colonialismo que perdura hasta la actualidad.
Un país que se transforma con hechos, no solo palabras
En este Bicentenario se recuerda que Bolivia ha enfrentado rupturas difíciles como la pérdida de soberanía marítima durante la guerra del Pacífico y una historia marcada por el saqueo económico y la rivalidad de clases y etnias. Sin embargo, la transformación lograda con la Asamblea Constituyente de 2009, que refundó el país como Estado plurinacional, representa un punto de inflexión histórico.
Este nuevo marco legal reconoce la diversidad y autonomía de las naciones indígenas, incorpora la economía plural y amplía la democracia con formas interculturales, participativas y comunitarias. Bajo este enfoque, Bolivia sigue avanzando con obras concretas que mejoran la vida de millones en educación, salud, infraestructura y desarrollo productivo.
Un futuro de dignidad y soberanía
Hoy, más que nunca, el compromiso de los bolivianos es firme: jamás vender la patria ni arrodillarse ante potencias extranjeras. La industrialización y defensa de los recursos naturales son un orgullo nacional y una protección frente a las amenazas externas.
El bicentenario de Bolivia es un llamado a la unidad, a la defensa de la soberanía, a profundizar el Estado plurinacional y a construir una patria digna para todos. La historia muestra que solo con unión, valentía y trabajo constante, Bolivia podrá cumplir su sueño de justicia social, igualdad y vivir bien para las generaciones presentes y futuras. Esta es la nueva y definitiva independencia por la que siempre han luchado.
