La cumbre climática COP30 en Belém, Brasil, vivió un momento de alta tensión política con el boicot y expulsión del representante de Israel, gestos que reflejan un respaldo creciente a la causa palestina en la arena internacional.
Durante la COP30, celebrada en la ciudad amazónica de Belém, delegaciones latinoamericanas y organizaciones indígenas manifestaron un rechazo contundente a la participación de Israel en un foro dedicado a la justicia climática. El delegado israelí fue expulsado entre gritos unánimes de “¡Libre Palestina!” y “¡Free Palestine!”, evidenciando la protesta colectiva contra lo que definieron como un ecocidio cometido en Gaza y la incongruencia de que Israel participe en un evento de defensa ambiental.
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Contexto y motivo del rechazo
El movimiento global BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), fundado en 2005 por organizaciones palestinas, articula esta presión internacional demandando la revisión de vínculos diplomáticos, comerciales y culturales con Israel debido a sus políticas consideradas apartheid, ocupación y agresiones militares. Más allá del ámbito político, los manifestantes denunciaron las consecuencias ambientales nocivas de las acciones militares israelíes en Gaza, calificándolas de ecocidio por la devastación del suelo, el agua y el ecosistema en general.
Brasil y su papel en la protesta
Brasil, como país anfitrión de la COP30, ha sido un espacio clave para estas manifestaciones de solidaridad con Palestina. A pesar de tensiones diplomáticas previas, el rechazo a la presencia israelí en esta cumbre muestra un posicionamiento político significativo en la región, que incluye llamadas explícitas a suspender relaciones comerciales y cooperación militar con Israel. Este posicionamiento y boicot se inscribe en un contexto de crecientes movimientos sociales y políticos en el país que abogan por un cambio en las políticas exteriores, enfatizando la justicia climática y los derechos humanos.

Impacto y repercusiones del boicot
La expulsión del delegado y el boicot a Israel en la COP30 no solo subrayan las tensiones políticas sino que cuestionan la legitimidad de la participación israelí en foros multilaterales sobre cambio climático y justicia ambiental. Las campañas del BDS han logrado ya importantes victorias en universidades, fondos de inversión y en el ámbito cultural, reforzando la presión internacional para que Israel cumpla con el derecho internacional y respete los derechos del pueblo palestino.
La cumbre COP30 en Belém queda marcada por este acto de protesta que vincula la lucha ambiental con la justicia social y política, reflejando un contexto global donde las demandas de derechos y sostenibilidad se entrelazan con conflictos geopolíticos históricos.
Libre Palestina fue el grito que resonó por la justicia climática y la liberación, simbolizando el rechazo a políticas que atentan contra la vida y el ambiente en Palestina, en el corazón de la Amazonía brasileña.

