El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil condenó este jueves al expresidente Jair Bolsonaro a 27 años y tres meses de prisión por su rol en la intentona golpista del 8 de enero de 2023. El fallo, considerado histórico, provocó reacciones encontradas a nivel mundial y abrió un nuevo frente de tensión entre Brasil y Estados Unidos.
Desde Washington, el presidente Donald Trump expresó su rechazo a la decisión judicial: “Es muy sorprendente lo que ha pasado. Esto es muy similar a lo que intentaron hacerme, pero no pudieron. Lo conocí como presidente de Brasil y es un buen hombre”, declaró.
Rubio y Trump protegen a Bolsonaro sin rubores
En la misma línea, el secretario de Estado, Marco Rubio, calificó la sentencia como “caza de brujas” y advirtió: “EE.UU. responderá en consecuencia”. Rubio acusó al juez Alexandre de Moraes de ser un “violador de derechos humanos” y denunció persecución política contra Bolsonaro.

La tensión escaló aún más con las declaraciones de la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, quien aseguró que el presidente Trump “no tiene miedo de usar el poder económico y militar de EE.UU. para proteger la libertad de expresión en todo el mundo”.
Desde la región, varios mandatarios se pronunciaron. El presidente de Chile, Gabriel Boric, celebró el fallo: “Mis respetos a la democracia brasileña que resistió un intento de golpe de Estado y hoy juzga y condena a sus responsables. Democracia siempre”.
Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, fue categórico: “Todo golpista debe ser condenado. Son las reglas de la democracia”.
El presidente boliviano, Luis Arce, rechazó lo que llamó una “intromisión colonialista e inaceptable” de EE.UU. en asuntos internos de Brasil. “América Latina es una zona de paz y Brasil es un país soberano”, subrayó.

En contraste, desde la oposición brasileña hubo duras críticas al fallo. El diputado Flavio Bolsonaro sostuvo que con la condena “la supremacía derrotó a la democracia”, mientras que su hermano Eduardo llegó a sugerir que una eventual intervención militar de EE.UU. en Brasil “podría ser útil en el futuro”.
El actual presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, respondió con firmeza a las amenazas de Washington: “El presidente de un país no puede interferir en las decisiones de otro Estado soberano.

Si Trump va a tomar medidas, será su problema. Reaccionaremos a medida que se tomen”. Enfatizó además que la sentencia contra Bolsonaro está respaldada por “decenas y cientos de pruebas” de su participación en la intentona golpista.
El caso no solo marca un precedente judicial en Brasil, sino que también agudizó la disputa geopolítica en torno a la defensa de la democracia y el riesgo de injerencias externas en la política latinoamericana.