En un movimiento que muchos ven como una escalada en la ya implacable campaña de represión contra los inmigrantes, el boxeador mexicano Julio César Chávez Jr. fue detenido el miércoles en Studio City por agentes del servicio de inmigración.
La justificación oficial es su presunta conexión con el crimen organizado y el tráfico de armas, según el departamento de seguridad nacional, pero la comunidad de defensores de los derechos de los inmigrantes levanta la voz de alarma ante lo que consideran una detención de alto perfil diseñada para enviar un mensaje.
Según el DHS, Chávez está supuestamente vinculado con el cártel de Sinaloa y su expulsión acelerada de Estados Unidos ha sido tramitada. Chávez, ciudadano mexicano, ingresó a Estados Unidos con una visa de turismo válida hasta febrero de 2024 y, como muchos otros, buscó la estabilidad y la residencia permanente en abril de 2024, basándose en su matrimonio con una ciudadana estadounidense.
La narrativa oficial ahora lo vincula a través de su esposa con el cártel, a raíz de una relación anterior de ella con el hijo fallecido de Joaquín «el chapo» Guzmán.
El departamento insiste en que, tras varias declaraciones «fraudulentas» en su solicitud de residencia legal permanente, se determinó que Chávez se encontraba «ilegalmente» en Estados Unidos y que podía ser expulsado por representar una “amenaza para la seguridad pública”.