El ministro de Interior, Justicia y Paz de Venezuela, Diosdado Cabello, denunció este miércoles que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) estaría ejecutando un plan para fabricar un escenario que permita justificar acciones militares contra el país suramericano.
Las declaraciones fueron ofrecidas durante un programa de televisión, donde el dirigente venezolano aseguró que la agencia busca instalar falsos laboratorios de droga y promover sabotajes internos para incriminar al Gobierno de Nicolás Maduro.
“El plan que tiene la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos en Venezuela en los próximos días es intentar sembrar falsos laboratorios de drogas en zonas rurales de Venezuela”, afirmó Cabello. Según explicó, el objetivo sería construir una narrativa internacional que permita justificar “ataques selectivos dentro del país” bajo el argumento del combate al narcotráfico.
Cabello explica lo que plana la CIA
Cabello aseguró además que la CIA estaría organizando posibles sabotajes contra instalaciones estratégicas de Venezuela, incluyendo centrales eléctricas y refinerías de Petróleos de Venezuela (PDVSA). Estas acciones, afirmó, se desarrollarían durante el mes de diciembre con la intención de generar caos, alterar la estabilidad y crear un clima de crisis favorable a una intervención.
Durante sus declaraciones, también acusó al secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, de tener intereses económicos directos en un eventual escenario de intervención militar. De acuerdo con Cabello, Rubio habría prometido a empresas petroleras y gasíferas contratos de explotación por 50 años en la Faja del Orinoco y el Lago de Maracaibo, en caso de que se concretara una operación estadounidense en territorio venezolano.
El ministro calificó la situación del consumo de drogas en EE.UU. como el reflejo de “una sociedad podrida” que arrastra un problema estructural desde hace décadas. Señaló informes de la década de 1980 que documentaban el uso masivo de drogas entre jóvenes, y cuestionó que Washington intente trasladar la responsabilidad a otros países. Según Cabello, Estados Unidos evade así su responsabilidad en un fenómeno de origen interno.
Estas acusaciones se producen en un contexto de creciente agresión de Washington hacia Caracas. Desde agosto, EE.UU. mantiene un amplio despliegue militar frente a las costas venezolanas, argumentando que forma parte de una operación antidrogas. Posteriormente, el Pentágono lanzó la operación Lanza del Sur, presentada como un esfuerzo para “eliminar narcoterroristas” en el hemisferio occidental.
Sin embargo, como parte de dicha operación se han registrado ataques contra embarcaciones señaladas como narcotraficantes que han dejado más de 70 muertos, sin evidencia pública que confirme su vinculación con el tráfico de drogas. Paralelamente, Washington ha intensificado su presión política contra Maduro, duplicando la recompensa por su captura e insistiendo sin pruebas en que lidera un cártel.
El Gobierno venezolano sostiene que el verdadero objetivo de EE.UU. es promover un “cambio de régimen” para apropiarse de los recursos petroleros y gasíferos del país. Esta versión ha sido respaldada por datos de la ONU y de la Administración de Control de Drogas de EE.UU. (DEA), que indican que Venezuela no es una de las principales rutas de tráfico hacia territorio estadounidense: más del 80 % de las drogas se movilizan por el Pacífico.
Diversos gobiernos, incluidos Rusia, Colombia, México y Brasil, así como el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, han cuestionado las acciones estadounidenses. Expertos internacionales califican los ataques a embarcaciones como “ejecuciones sumarias” contrarias al derecho internacional.
