En un giro diplomático crucial, Camboya y Tailandia han acordado un alto el fuego inmediato e incondicional, que entrará en vigor a la medianoche del 28 de julio, según anunció el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, en su rol como presidente rotativo de la ASEAN.
El acuerdo fue el resultado de cinco días de tensiones violentas en la frontera que han dejado al menos 35 muertos y más de 300.000 desplazados.

Anwar describió el entendimiento alcanzado como: «Camboya y Tailandia llegaron a un acuerdo común».
El primer ministro de Camboya, Hun Manet, calificó la reunión como “muy fructífera” y afirmó que representa “un paso importante para reducir las tensiones y restablecer la paz y la seguridad”.
Por su parte, el primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, aseveró que Tailandia negoció el alto el fuego “de buena fe” y enfatizó su compromiso con la paz, aunque expresó reservas sobre la “voluntad genuina” del lado camboyano.
La presión diplomática internacional fue decisiva: Estados Unidos, bajo la administración del presidente Trump, advirtió que no mantendría acuerdos comerciales con ambos países si no cesaban la violencia; China, aunque en calidad de observador, mantuvo contactos mientras ayudaba a facilitar las conversaciones.
La disputa, que comenzó en forma de escaramuzas el 24 de julio de 2025, escaló rápidamente usando artillería pesada y combates en múltiples puntos a lo largo del histórico conflicto fronterizo que se remonta a más de un siglo.
un Manet también adelantó que las fuerzas militares de ambos países sostendrán reuniones entre comandantes divisionales y convocarán al Comité General de Fronteras Camboya‑Tailandia el 4 de agosto, con Camboya como país anfitrión, en un esfuerzo por continuar negociando la paz.