La tensión entre Caracas y Washington volvió a escalar este jueves luego de que el Gobierno venezolano denunciara la incursión de al menos cinco aeronaves de combate estadounidenses del tipo F-35 en las proximidades de sus costas.
El hecho, ocurrido a unos 75 kilómetros de tierra firme, fue calificado por los ministerios de Defensa y Relaciones Exteriores de Venezuela como una “provocación que amenaza la soberanía”.
La denuncia será elevada a la ONU y CELAC
En un comunicado oficial difundido por el canciller Yván Gil, Caracas rechazó y denuncia “enérgicamente la incursión ilegal de aeronaves de combate de EE.UU. detectadas dentro de la Región de Información de Vuelo (FIR) de Maiquetía”. Según el texto, la maniobra fue identificada por el Comando de Defensa Aeroespacial Integral (CODAI) y “contraviene las normas del derecho internacional y la Convención de Chicago sobre Aviación Civil Internacional”.
La denuncia fue corroborada por la aerolínea Avianca, que informó a la torre de control del Aeropuerto Internacional de Maiquetía sobre la presencia de los aviones. Caracas advirtió que la acción “puso en serio riesgo la seguridad operacional de la aviación civil y comercial en el Mar Caribe” y representa “un patrón de hostigamiento que no puede ser tolerado”.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, confirmó el avistamiento de los cazas e identificó su procedencia en Puerto Rico, donde forman parte de un despliegue militar estadounidense en el Caribe. “Hemos detectado más de cinco vectores con características de vuelo de 400 nudos a 35.000 pies. Son aviones de combate que el imperialismo norteamericano ha atrevido a acercar a nuestras costas”, declaró.
Padrino calificó la presencia de los cazas como “una grosería”, “una provocación” y “una amenaza contra la seguridad de la nación”. En su alocución advirtió a Washington sobre posibles “errores de cálculo” que podrían desembocar en un conflicto mayor: “Yo digo que no cometan un error de cálculo cuando decidan agredir militarmente al pueblo de Venezuela. Piensen bien, investiguen bien y lean el espíritu nacional”.
Caracas exigió al secretario de Guerra de EE.UU., Peter Hegseth, “que cese de inmediato en su postura temeraria, aventurera y guerrerista, que pone en peligro la estabilidad regional”. Asimismo, anunció que elevará la denuncia ante el secretario general de la ONU, António Guterres, el Consejo de Seguridad, la OACI y la Celac, “para que se adopten medidas que impidan la repetición de estas acciones ilegales y peligrosas”.
El episodio ocurre en un contexto de creciente militarización de la región por parte de Estados Unidos, que en los últimos meses ha reforzado su despliegue en el Caribe con el argumento de combatir a los cárteles del narcotráfico. En paralelo, la fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, duplicó la recompensa por información que lleve al arresto de Nicolás Maduro bajo acusaciones de narcotráfico, calificadas por Caracas como “sin sustento”.
Cuba se solidariza con Venezuela
La denuncia venezolana recibió respaldo inmediato de Cuba. El canciller Bruno Rodríguez condenó el sobrevuelo y afirmó que “estas acciones constituyen una amenaza a la paz, la seguridad y la estabilidad regionales”, reiterando que América Latina y el Caribe deben ser respetadas como “zona de paz”.
Con este incidente, se profundiza el pulso geopolítico en el Caribe, donde Venezuela sostiene que enfrenta una “guerra multiforme” dirigida desde Washington para propiciar un cambio de régimen, mientras que EE.UU. insiste en que sus operaciones militares buscan neutralizar amenazas criminales.
