La mayoría del mundo quiere Paz. La 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas no fue una más. Fue un grito colectivo, un espejo incómodo para las potencias que insisten en justificar lo injustificable.
En un mundo que parece acostumbrarse al horror, esta Asamblea dejó claro que la mayoría de los países —y de las personas— no quieren guerra, ni genocidio, ni bloqueos. Quieren Paz, justicia y dignidad.
El bloqueo a Cuba: una condena casi unánime
Como buena noticia al menos 187 países votaron a favor de levantar el bloqueo impuesto por Estados Unidos (EE.UU.) a Cuba. Sólo dos —Estados Unidos e Israel— se opusieron. Moldavia se abstuvo. Esta votación no es sólo simbólica: representa más de 96% de los Estados miembros de la ONU y más de 90% de la población mundial.
¿Qué dice esto? Que el aislamiento de Cuba no es una política respaldada por el mundo, sino una obsesión de dos gobiernos que se niegan a escuchar.
Palestina: el genocidio que no se puede ignorar
La ofensiva israelí en Gaza ha dejado más de 65.000 muertos, entre ellos más de 19.000 niños. La Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU concluyó que Israel ha cometido al menos cuatro de los cinco actos definidos como genocidio en la Convención de 1948.
Esta semana, diez países —Francia, Reino Unido, Canadá, Australia, Portugal, Bélgica, Luxemburgo, Andorra, Malta y San Marino—, anunciaron su reconocimiento oficial del Estado de Palestina.
Más de 150 países ya lo han hecho. Y al menos 40 condenaron explícitamente el genocidio en Gaza durante la Asamblea. ¿Qué representa esta mayoría? Más de 7.000 millones de personas viven en países que rechazan la ocupación y defienden el derecho del pueblo palestino a existir. En contraste, EE.UU. e Israel suman menos de 350 millones. ¡La desproporción es abrumadora!
Durante la intervención del Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu se observó cómo la mayoría de las delegaciones abandonaron el recinto ante la sola presencia de quien es considerado el criminal de guerra más notorio del siglo XXI. Hasta el Secretario de Estado norteamericano brilló por su ausencia, a pesar del financiamiento de más de un millón de dólares para sus gastos de campaña por parte del lobby israelí en Washington DC.
Las palabras de Netanyahu no hicieron otra cosa que ratificar su carácter genocida en su intento por justificar la matanza de civiles en Gaza. Con manipulación y carteles con preguntas de selección múltiple dejó en evidencia su torpeza como político que contrasta con su efectividad a la hora de asesinar a poblaciones enteras.
El Caribe: otra zona bajo fuego y la amenaza contra Venezuela
Mientras tanto, en el Sur del Caribe, EE.UU. ha intensificado su presencia militar bajo la bandera del combate al narcotráfico. En las últimas semanas, se han reportado bombardeos a embarcaciones pesqueras en aguas cercanas a Venezuela y Trinidad, lo que ha generado condenas tanto internas como internacionales.
Legisladores estadounidenses y ex militares han cuestionado públicamente la legalidad y eficacia de estas operaciones. En la ONU, países como Colombia y Brasil expresaron su preocupación por el uso desproporcionado de la fuerza y el riesgo de desestabilización regional.
Este episodio demuestra que el rechazo a la guerra no es abstracto. Es una respuesta concreta a acciones que ponen en peligro la vida de civiles y la Soberanía de los países enteros.
¿Y ahora qué?
La Asamblea mostró que el mundo está cambiando. Que el Sur Global tiene voz. Que Europa ya no habla con una sola lengua. Que incluso aliados históricos de Israel y EE.UU. están diciendo: ¡Basta!
Dijo el representante del Consejo de Estado de la República Popular China, Li Qiang: Sólo la cooperación, la solidaridad, el trato igualitario y el diálogo pueden llevar a la humanidad a un desarrollo en hermandad.
La Paz no es utopía. ¡Es urgencia!