La decimoséptima oleada de la operación se llevó a cabo en todo el territorio ocupado palestino, dirigida contra una amplia gama de objetivos, incluyendo centros militares, industrias de defensa, centros de mando y control, empresas que apoyan las operaciones militares del régimen, así como las bases aéreas de Nevatim y Hatzerim.
Estos centros han sido, desde el inicio de la operación palestina “Tormenta de Al-Aqsa”, núcleos claves del eje del mal contra los pueblos oprimidos de Gaza, Líbano, Yemen y también en la guerra impuesta contra la República Islámica de Irán.
El fuego intenso y los impactos precisos en ciudades como Tel Aviv, Haifa y Beerseba reflejan que la capacidad ofensiva de los misiles balísticos sigue creciendo hasta lograr un castigo total contra la banda criminal del régimen.