La escena energética internacional ha recibido este 24 de julio un giro inesperado tras la información publicada por The Wall Street Journal donde dice que: la administración del presidente estadounidense Donald Trump ha otorgado luz verde a la petrolera Chevron para reanudar la extracción de petróleo en Venezuela, según aseguran fuentes consultadas por el diario señalado anteriormente.
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Chevron representa un cambio sustancial
De acuerdo con lo publicado por The Wall Street Journal, la medida representaría un cambio sustancial respecto a la política de máxima presión que hasta ahora había caracterizado las relaciones entre Washington y Caracas. En los últimos años, Chevron –la segunda mayor productora estadounidense– había mantenido actividades mínimas en territorio venezolano mediante prórrogas y excepciones, fundamentalmente limitadas a labores de mantenimiento básico bajo un régimen de sanciones estrictas que prohibían cualquier producción nueva de crudo.
Sin embargo, el diario neoyorquino revela que fuentes cercanas a las negociaciones confirmaron que, tras meses de conversaciones en las que estuvieron implicados altos funcionarios de ambos gobiernos, Trump ha autorizado formalmente a Chevron para empezar a extraer y comercializar petróleo venezolano. Según lo reportado por Wall Street Journal, esta decisión se produce tras la expiración en mayo de la licencia que habilitaba a Chevron a operar en el país, y luego de intensos debates internos en la administración y contactos técnicos y políticos con representantes venezolanos.

Condiciones del acuerdo
Uno de los elementos más relevantes, según especifica The Wall Street Journal, es que el acuerdo prevé una restricción sobre el destino de los ingresos petroleros. Bajo los términos pactados, el gobierno Bolivariano de Nicolás Maduro no percibirá regalías ni impuestos derivados de las operaciones de Chevron durante la fase inicial de reanudación. Esta disposición busca evitar el financiamiento directo de la venezolana, continuando así con la estrategia de presión internacional y con el régimen sancionatorio que EE. UU. aplica desde 2017.
El diario resalta que los recursos generados por Chevron se dirigirán fundamentalmente al pago de deudas atrasadas, reinversión en mantenimiento y costos operativos esenciales, además de contribuir a la estabilidad y seguridad de los campos petroleros en territorio venezolano. Pero lo que realmente intenta Washington es «equilibrar» la reapertura comercial pero con la aplicación de restricciones que eviten fortalecer financieramente al gobierno venezolano.
Motivaciones políticas y estratégicas
Esta maniobra responde tanto a factores económicos mundiales como a estrategias geopolíticas. El mercado internacional de crudo atraviesa una etapa de volatilidad persistente: los precios han sido impactados por conflictos globales y la disminución de fuentes exportadoras alternativas. Permitir que Chevron eleve la disponibilidad internacional de petróleo venezolano aparece como una vía para atenuar tensiones de precios y cubrir parte de la demanda estadounidense.
Paralelamente, el periódico subraya que Washington busca evitar que compañías estatales chinas y rusas aumenten su influencia sobre infraestructuras estratégicas venezolanas. Mantener a Chevron dentro del país asegura a EE. UU. acceso preferencial a recursos clave y preserva posiciones en la competencia energética con potencias rivales.
The Wall Street Journal concluye que la autorización para Chevron no significa el levantamiento de todas las sanciones, pero constituye un paso relevante en la evolución de la política petrolera estadounidense hacia Venezuela. El acuerdo establece un esquema que podría marcar el modelo para futuras licencias a otras compañías y perfilar una salida progresiva del esquema de sanciones que ha implementado la administración estadounidense, en función del contexto energético mundial.
