En un movimiento que redefine el equilibrio geopolítico de Asia Central, los ministros de Relaciones Exteriores de China, Pakistán y Afganistán se reunieron en Beijing para consolidar una alianza estratégica basada en cooperación económica, seguridad regional y rechazo a intervenciones externas.
La reunión trilateral marca un nuevo capítulo en el diálogo entre las tres naciones y evidencia un viraje regional hacia un modelo de gobernanza autónoma y desarrollo compartido.
Durante el encuentro, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, reafirmó el apoyo de su país al gobierno talibán, destacando que Beijing respalda “una gobernanza estable en Afganistán” y está dispuesto a “profundizar la cooperación antiterrorista y de seguridad con Kabul y con Islamabad”.
Wang añadió que “el desarrollo y la estabilidad de Afganistán son fundamentales para la seguridad regional”.
El canciller afgano Amir Khan Muttaqi agradeció el respaldo chino y paquistaní, reiterando la intención de su gobierno de mantener a Afganistán libre de bases extranjeras.
Esta posición quedó claramente establecida al rechazar una reciente oferta del presidente estadounidense Donald Trump, quien propuso el despliegue de una fuerza de contraterrorismo en suelo afgano como parte de una estrategia para contener la influencia del Estado Islámico en la región.
La reunión también sirvió para anunciar oficialmente la expansión del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC, por sus siglas en inglés) hacia Afganistán. Esta iniciativa estratégica permitirá que el país enclavado acceda a rutas comerciales clave, conectando Kabul con puertos en el mar Arábigo y facilitando el tránsito de bienes y energía.
El proyecto tiene como objetivo “integrar a Afganistán en la red de infraestructura regional impulsada por China, generando nuevas oportunidades de desarrollo económico y empleo”.
Por su parte, el canciller paquistaní Ishaq Dar expresó que “la estabilidad de Afganistán es esencial para la prosperidad compartida del sur de Asia. La cooperación trilateral con China es el camino hacia una región más segura y económicamente interconectada”.
Implicaciones Geopolíticas y Económicas de esta alianza
La decisión de expandir el CPEC y reforzar la cooperación trilateral representa un claro contrapeso a la influencia de Occidente en la región, particularmente de Estados Unidos, cuya relación con el actual gobierno afgano se ha mantenido tensa desde la retirada militar en 2021.
Para China, el acercamiento con Afganistán responde no solo a razones de seguridad —incluyendo la contención de grupos extremistas en Xinjiang—, sino también a su estrategia de la Franja y la Ruta, que busca crear una red comercial terrestre que una Asia con Europa.
El fortalecimiento de sus vínculos con Islamabad y Kabul le permite afianzar su presencia en un área históricamente inestable pero estratégica para sus intereses energéticos y comerciales.
Pakistán, por su parte, se beneficia al consolidar su rol como puente regional y como socio clave de China, a la vez que gana influencia en el futuro político y económico de Afganistán. Además, la estabilidad en su vecino occidental podría reducir los flujos de refugiados y la violencia transfronteriza.
Para Afganistán, este nuevo eje le ofrece legitimidad internacional y la posibilidad de desarrollo sin depender de Occidente. Si bien las sanciones internacionales y el aislamiento diplomático continúan afectando su economía, la inclusión en proyectos regionales como el CPEC puede abrir nuevas vías de financiamiento, inversión y cooperación técnica.
Además de la reunión trilateral, el canciller chino Wang Yi sostuvo conversaciones con su homólogo paquistaní, Ishaq Dar, el 20 de mayo de 2025. Durante el encuentro, ambas partes discutieron la profundización de la cooperación bilateral en áreas como la economía, la seguridad y la lucha contra el terrorismo. Se enfatizó la importancia de fortalecer la coordinación para abordar desafíos regionales y promover la paz y el desarrollo en Afganistán.
