La Corte Suprema de EE.UU. autorizó al gobierno de Donald Trump a reanudar deportaciones rápidas de migrantes a países que no son su lugar de origen, incluso si enfrentan riesgos de tortura o muerte.
La medida suspende temporalmente una orden judicial previa que garantizaba a los migrantes el derecho a impugnar esas deportaciones.
La decisión, tomada sin explicación detallada por la mayoría conservadora, fue fuertemente criticada por la jueza Sonia Sotomayor, quien advirtió que expone a “miles al riesgo de tortura o muerte”.

Casos recientes muestran deportaciones a lugares como Sudán del Sur, donde los migrantes han sido enviados con menos de 16 horas de aviso y alojados en condiciones inhumanas en una base en Yibuti.
El gobierno justifica estas acciones bajo el argumento de “seguridad nacional”, pero defensores de los derechos humanos denuncian violaciones flagrantes al debido proceso.
El fallo se enmarca en un contexto de redadas masivas y creciente represión migratoria bajo el segundo mandato de Trump, quien busca deportar a millones. Casos similares han afectado a venezolanos enviados a El Salvador donde permanecen secuestrados desde hace más de 3 meses.