Indignación mundial por la deportación de tres niños ciudadanos estadounidenses, uno de ellos con cáncer terminal.
El cáncer no detuvo la deportación: EE. UU. envió a Honduras a niño de 4 años enfermo y sin tratamiento.
Una nueva controversia golpea a las autoridades migratorias de Estados Unidos tras la deportación de tres niños que son ciudadanos estadounidenses a Honduras, entre ellos un menor de 4 años con cáncer en etapa 4.
La expulsión, realizada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), fue ejecutada desde Luisiana, sin dar oportunidad a una audiencia judicial o a la presentación de recursos legales.
Gracie Willis, abogada del National Immigration Project, expresó:
«La crueldad y la denegación deliberada del acceso legal y médico no solo son ilegales, sino inhumanas».
Los tres menores de 2, 4 y 7 años nacieron en EE. UU., pero fueron deportados con sus madres hondureñas, quienes tenían órdenes de deportación pendientes. Según abogados, fueron presionadas a firmar documentos sin comprender completamente las consecuencias, bajo amenaza de ser separadas de sus hijos.
Niños ciudadanos deportados: un patrón que preocupa.
El caso del niño hondureño con cáncer no es aislado. Recientemente, también fue expulsada una niña ciudadana estadounidense de 10 años, sobreviviente de cáncer cerebral, hacia México junto a sus padres indocumentados.
La familia, detenida en Texas mientras se dirigía a una cita médica, denunció que la menor no recibió atención médica durante la detención ni fue acompañada por su padre o hermanos varones al momento de la expulsión.
El caso generó protestas por parte de organizaciones de derechos humanos que acusaron a ICE de ignorar la nacionalidad de los menores y su derecho constitucional a permanecer en territorio estadounidense.
El niño con Cáncer se fue por decisión propia y la de sus padres.

El secretario de Estado, Marco Rubio, hablando el domingo en el programa “Meet the Press” de la NBC, culpó a los padres por el destino de los tres niños estadounidenses, argumentando que “depende” de los padres si los niños se quedan en el país o se van, independientemente de su ciudadanía.
“Si esos niños son ciudadanos estadounidenses, pueden regresar a Estados Unidos si su padre o alguien aquí… quiere hacerse cargo de ellos” precisó.
Las autoridades negaron que se haya deportado a niños ciudadanos estadounidenses, argumentando que las madres optaron por llevar a sus hijos consigo para mantener la unidad familiar.
Abogados y defensores de derechos humanos han puesto en tela de juicio estas afirmaciones por cuanto la madre hondureña detenida fue puesta bajo presión y tuvo menos de dos minutos para decidir si sus hijos, incluyendo un niño estadounidense de dos años, serían deportados con ella.
Si bien el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) sostuvo que la madre solicitó voluntariamente que sus hijos la acompañaran, basándose en una nota manuscrita, la abogada Grace Willis argumentó que su cliente fue coaccionada, negándosele tanto asesoría legal como una verdadera oportunidad de elección.
Un informe de la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) reveló que ICE deportó a algunos padres sin asegurarse de que sus hijos pudieran acompañarlos.
Durante la administración Trump, funcionarios sostuvieron que ciertos padres separados de sus hijos en la frontera entre Estados Unidos y México eligieron dejarlos en el país. No obstante, el informe del inspector general del DHS, publicado el lunes, expuso que el ICE expulsó al menos a 348 padres sin dejar constancia de que estos desearan abandonar a sus hijos en Estados Unidos.
El informe indicó que, en algunos casos, ICE no proporcionó a los padres la opción de reunirse con sus hijos antes de la deportación, contradiciendo las afirmaciones de que los padres optaron por dejar a sus hijos en Estados Unidos.
Un reciente informe de vigilancia contradice las afirmaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), revelando que entre julio de 2017 y julio de 2018, algunos padres fueron deportados sin la oportunidad de reunirse con sus hijos.
De hecho, el informe señala que el ICE deportó a algunos padres sin sus hijos incluso cuando existían pruebas de su deseo de llevarlos de vuelta a su país de origen. Además, el informe destaca deficiencias significativas en ciertos registros del ICE que supuestamente documentaban la decisión de padres migrantes de dejar a sus hijos en Estados Unidos.
El drama de una niña venezolana separada de su madre.
A esta alarmante serie de eventos se suma el caso de una niña venezolana de apenas 5 años, separada de su madre por las autoridades migratorias al ingresar a EE. UU. en busca de asilo.
Otro caso es el de Yorely Bernal, Maiker Espinoza y su pequeña hija, Maikelys Antonella Espinoza Bernal, quien fue separada de sus padres por Estados Unidos. El padre fue enviado a El Salvador y la madre fue deportada a Venezuela, pero sin su hija, de apenas dos años.
¿Por qué estos casos indignan tanto?
Violación del debido proceso: Las deportaciones ocurrieron sin audiencias ni representación legal adecuada, en presunta violación de derechos constitucionales.
Ciudadanos estadounidenses deportados: Los niños nacieron en EE. UU. y tienen derecho a permanecer en el país, independientemente del estatus migratorio de sus padres.
Negligencia médica y humanitaria: Deportar a un niño con cáncer sin medicinas ni tratamiento ha sido calificado como un acto de “crueldad institucionalizada”.
La indignación escala ante la revelación de estas deportaciones, marcadas por la presunta violación del debido proceso. La ausencia de audiencias y representación legal adecuada para los padres deportados levanta serias interrogantes sobre el respeto a los derechos constitucionales en EE.UU. siendo un elemento particularmente sensible reside en el destino de los niños, ciudadanos estadounidenses por nacimiento, cuyo derecho a permanecer en su país se ve directamente vulnerado por las acciones migratorias contra sus progenitores.