El gobierno de los Estados Unidos lanzó este viernes una ofensiva naval dirigida contra una lancha presuntamente dedicada al tráfico de drogas en el Caribe, en lo que representa un nuevo capítulo de su campaña contra el “narcoterrorismo”.
El anuncio lo realizó el titular del recién rebautizado Department of War, Pete Hegseth, quien advirtió un endurecimiento de la estrategia militar de Washington.

Según Hegseth, “Hoy, por orden del presidente [Donald Trump, el Departamento de Guerra llevó a cabo un ataque cinético letal contra un buque operado por una organización terrorista designada”.
En su comunicado en la red X, el funcionario detalló sin pruebas que la embarcación “traficaba narcóticos en el Caribe y fue atacada en aguas internacionales”. A continuación señaló: “Ningún miembro de las fuerzas estadounidenses resultó herido en el ataque, y tres narcoterroristas varones —que se encontraban a bordo del buque— murieron”.
La agresiva declaración incluyó una advertencia explícita: “Los ataques a buques contra narcoterroristas continuarán hasta que cese el envenenamiento al pueblo estadounidense. […] A todos los narcoterroristas que amenazan nuestra patria: si quieren seguir vivos, dejen de traficar drogas. Si continúan traficando drogas letales, los mataremos”.
EE.UU continua sus ataques militares sin pruebas

Este operativo se suma a varios ataques recientes en el Caribe y el Pacífico, bajo la doctrina de combatir el narcotráfico desde una perspectiva militarizada que denomina “narcoterrorismo”. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y expertos en derecho internacional han cuestionado estas acciones, calificándolas como “ejecuciones extrajudiciales”, al realizarse sin supervisión judicial ni mandato de organismos multilaterales.
El contexto es tenso: desde agosto EE.UU. desplegó buques de guerra, un submarino, aviones de combate y tropas frente a las costas de Venezuela con el argumento de combatir el tráfico de drogas.
Al mismo tiempo, Washington ha acusado al presidente venezolano Nicolás Maduro de liderar un supuesto cártel del narcotráfico, lo que Caracas rechaza como una agresión política. En respuesta, Rusia denunció ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que se trata de una campaña «descarada de presión política, militar y psicológica contra el Gobierno de un Estado independiente».

La ofensiva y su retórica provocan inquietud por el reemplazo de la denominación tradicional del Departamento de Defensa, que con la orden ejecutiva del presidente Trump adoptó oficialmente el nombre de “Departamento de Guerra”, habilitando el uso del título “Secretaría de Guerra” para Hegseth. La decisión ha sido interpretada como simbólica de un giro hacia una visión más combativa de la política exterior estadounidense.
EE.UU. intensifica su doctrina de intervención marítima contra presuntos narcotraficantes, mientras advierte que ajustará fuerza militar sin distinción hasta lograr sus objetivos. La falta de transparencia judicial y la escala de los operativos elevan el riesgo de que estas acciones se conviertan en un nuevo foco de conflicto diplomático y de debate sobre legalidad internacional.

