Estados Unidos ejecutó una serie de ataques aéreos en Yemen en los últimos días, en una nueva fase de su ofensiva militar contra los hutíes.
Esta campaña, que se intensificó desde marzo donde Trump, busca neutralizar la infraestructura militar y de comunicaciones de los hutíes, quienes a su vez han incrementado sus ataques contra embarcaciones en el mar Rojo y lanzado misiles hacia Israel logrando incluso dañar portaviones de EE.UU.
Al menos cinco ataques aéreos estadounidenses tuvieron como objetivo las inmediaciones del aeropuerto de Hodeidah, bajo control hutí. También se reportaron bombardeos sobre la base naval y el campamento de defensa costera de Al Katheeb, ubicados en esta ciudad portuaria clave.
De igual modo, cazas estadounidenses realizaron cuatro ataques sobre la red de comunicaciones en la zona de Al-Barh, en el distrito de Maqbanah, Gobernación de Taiz. Los bombardeos habrían destruido completamente la infraestructura de telecomunicaciones en la zona.
En el distrito de Majzar, se registraron dos ataques dirigidos contra instalaciones de comunicaciones. Las explosiones destruyeron la red local, la sala de guardia y dejaron sin cobertura al distrito.
Asimismo, se reportaron cuatro bombardeos en el distrito de As-Saleem (provincia de Saada) y dos ataques adicionales en As-Salif, ambos en el norte y oeste del país.
La isla yemení de Kamran, ubicada en el mar Rojo, también fue blanco de bombardeos. Esta área es estratégica por su cercanía a rutas marítimas utilizadas por el comercio internacional.
Los hutíes han condenado los ataques como parte de una campaña de agresión que, según afirman, ha afectado severamente a civiles y servicios básicos. Han denunciado la destrucción de infraestructura esencial como una violación del derecho internacional humanitario.
Por su parte, el Departamento de Defensa de EE.UU. sostiene que las operaciones son precisas y están enfocadas en desmantelar las capacidades militares de los hutíes, asegurando la libre navegación en el mar Rojo y la seguridad regional aunque los videos muestran una historia diferente.
La situación en Yemen continúa siendo extremadamente frágil, con informes de desplazamientos masivos y afectaciones graves a la infraestructura civil, en medio de una de las peores crisis bélicas del último tiempo y que amenaza con expandirse a una guerra abierta entre países occidentales y países del mundo musulmán.
