La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el miércoles un ambicioso proyecto de ley de defensa con un gasto sin precedentes de 900.000 millones de dólares, que ahora pasa al Senado para su aprobación antes del receso de fin de año. Este megaplan, respaldado de forma ambivalente por la Casa Blanca, recoge no solo un aumento salarial del 3,8% para el personal militar y agiliza compras de armamento, sino que también impulsa un mayor control del Congreso sobre el Pentágono, en medio de crecientes tensiones por la transparencia en operaciones militares en el extranjero, señaló RT.
Entre las medidas más destacadas, el proyecto de ley incorpora cláusulas que refuerzan la supervisión del Congreso sobre las operaciones militares. Una de ellas implica recortar el presupuesto de viajes del secretario de Guerra, Pete Hegseth, en un 25 % hasta que el Pentágono entregue al Legislativo los videos sin editar del ataque en el Caribe del 2 de septiembre contra una supuesta narcolancha, en el que murieron 2 personas. Además, reafirma la permanencia de al menos 76.000 efectivos estadounidenses en Europa —en coordinación con la OTAN— y fija un mínimo de 28.500 tropas en Corea del Sur, lo que subraya el compromiso militar global de Washington.
El proyecto autoriza 400 millones de dólares anuales durante dos años para apoyar con armas al régimen de Kiev, intensificando el involucramiento en la guerra de Ucrania. En un giro polémico para sectores progresistas, se sustraen 1.600 millones de dólares de fondos destinados a programas climáticos y se eliminan oficinas dedicadas a la diversidad, equidad e inclusión, con un ahorro estimado de 40 millones de dólares.
En cuanto a política exterior, la ley deroga la autorización de 2002 para la guerra de Irak, una medida vista como simbólica para limitar futuros abusos militares. Asimismo, elimina permanentemente sanciones levantadas temporalmente contra Siria, con la intención de facilitar la inversión extranjera en la reconstrucción del país.

