El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, dejó abierta la posibilidad de que Washington retome presencia militar en Ecuador, un tema que ha generado preocupación en la región por su trasfondo geopolítico y por el historial de injerencias de EE.UU. en América Latina.
Durante su visita oficial a Quito, Rubio afirmó que su país “considerará muy de cerca” el regreso de bases militares si el gobierno ecuatoriano lo solicita formalmente. “Ecuador es un país soberano. Si nos invitan, lo vamos a considerar. Es un lugar estratégico, muy estratégico”, declaró en rueda de prensa.
El alto funcionario estadounidense argumentó que el establecimiento de nuevas instalaciones podría contribuir a enfrentar “el narcoterrorismo, la minería ilegal y la pesca no regulada”.
Estas palabras reavivan el recuerdo de la base de Manta, utilizada por fuerzas estadounidenses hasta 2009, cuando fue cerrada por decisión del entonces presidente Rafael Correa, quien denunció que su funcionamiento comprometía la soberanía nacional.
La instalación de bases militares de EE.UU. en territorio latinoamericano ha sido históricamente un punto de fricción con gobiernos que defienden la no injerencia extranjera. En este caso, el debate podría polarizar nuevamente a Ecuador y proyectar consecuencias para toda la región.
La visita de Rubio a Ecuador, sumada a sus ataques contra el gobierno venezolano y su desprecio hacia los informes de Naciones Unidas sobre el narcotráfico, confirma que la agenda del secretario de Estado mantiene una línea de confrontación y de reposicionamiento militar en América Latina bajo el paraguas de la seguridad regional.