Por: Juan Carlos Valdez G.
En este momento, casi cualquier conversación termina convergiendo en el tema del dólar y de su repercusión en el precio de casi todos los productos del mercado. Eso refleja el nivel de angustia generalizada que provoca la subida permanente del precio de la divisa.
Los comerciantes se intentan proteger, subiendo los precios y proponiendo pseudo ofertas donde colocan un precio si le pagas en dólares y otro precio mucho más alto, si le pagas en bolívares. Así se intentan proteger los pequeños y hasta medianos comerciantes: pero ¿cómo se protege el trabajador que representan más del 80% de la población y que no es comerciante o productor?
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Es por eso que, no podemos quedarnos en la descripción del problema (eso lo percibimos la mayoría); debemos descubrir las causas verdaderas para poder crear la solución. En eso andamos varios, que tenemos tiempo estudiando el fenómeno y elaborando propuestas con la clara intención de contribuir con la solución del problema.

Sobre las Causas
Cuando estudiamos las causas nos damos cuenta que son multifactoriales: que van desde el verdadero ataque financiero, pasando por la avaricia de muchos que hacen lo que sea para obtener ganancias especulativas (aunque estén afectando la economía del país), hasta la aplicación de “soluciones” que lejos de resolver o palear la distorsión en el precio de la divisa, termina agravándola.
El Ataque
La creación de páginas web para publicar un precio del dólar que, supuestamente, reflejaba el precio del mercado, era el inicio de un verdadero ataque a la estabilidad monetaria y de los precios en Venezuela.
Eran páginas que publicaban valores sin ninguna fuente confiable. Utilizaban elementos de valoración que no guardaban relación con el mercado cambiario venezolano. Este ataque no ha desaparecido. Si bien el gobierno nacional logró detectar a muchos de los responsables de esas páginas y finalmente logró cerrar esas fuentes de desestabilización, hoy se utiliza otra fuente que no guarda ninguna relación con el mercado real de dólares en Venezuela; esa fuente es la exchange BINANCE.
En esa casa de cambio virtual no se transan dólares estadounidenses reales en Venezuela. La mayoría de los venezolanos que usan esta plataforma lo que hacen es comprar criptomonedas con bolívares y luego venden esas criptomonedas más caras para obtener más bolívares, pero nunca obtienen dólares por la venta de esas criptomonedas.
Es decir, en las transacciones que se hacen a través de BINANCE desde Venezuela, no se incrementa la demanda de dólares reales en nuestro país. Lo que ya nos va diciendo que el precio del dólar real, que se guía por BINANCE, no tiene que ver con la oferta o demanda.

La búsqueda del lucro especulativo
El bajo ingreso del trabajador venezolano y el constante incremento de los precios en el mercado de bienes y servicios, hace que los venezolanos busquen opciones para obtener ingresos extras.
El uso de criptomonedas ha sido una opción para muchos venezolanos jóvenes y no tan jóvenes, que manejan bien el mecanismo tecnológico que les permite realizar transacciones con criptomonedas.
Las criptomonedas son instrumentos de especulación financiera que funcionan muy parecido a un sistema Ponzi (desde mi perspectiva, en el fondo son una estafa).
Venezuela está en los primeros puestos mundiales en el uso de criptomonedas. Actualmente se ha ido generalizando el uso de la criptomoneda Tether (USDT), de la empresa Tether Limited. El USDT se considera una moneda estable, porque se supone que su valor equivale al del dólar estadounidense. Eso le da la sensación a quienes adquieren USDT de que están adquiriendo dólares digitales (nada más lejos de la realidad).
En teoría por cada USDT hay un dólar o activos respaldándolo. Resulta que, en distintas auditorías, la empresa Tether Limited no ha podido probar eso. Pero más allá de que si está respaldada o no, lo cierto es que esa criptomoneda no tiene nada que ver con el mercado real de divisas en Venezuela.
Utilizar la ficción de que el USDT es igual a un dólar para usarlo como marcador del mercado real de divisas en Venezuela sólo contribuye al deterioro de nuestra economía y a la postre afectará a los mismos que usan la USDT como marcador.
NO aprendemos, ya nos pasó algo parecido con los raspa-cupos. Claro que es difícil decirle a alguien que no haga esa actividad, que no es ilegal y que le reporta mayores ingresos, con lo que medio solventa su déficit de ingresos.
La nueva bicicleta especulativa
La mayoría que compra USDT lo hacen para que cuando la venda más cara, resolver algo en bolívares. Pero para el especulador apátrida es un mecanismo perfecto de apropiarse de las divisas del Estado (es decir: de las divisas de todos los venezolanos) y que le quede un remanente. Veamos cómo funciona:
Los grandes especuladores financieros, que normalmente son banqueros o medianos y grandes empresarios, invierten en USDT para luego venderlos mucho más caro a los pequeños inversores que representan el 70% de los que invierten en esa moneda (por eso afirmamos que esto es un sistema piramidal, tipo Ponzi).
Con esos bolívares, compran los dólares del Estado en las mesas de cambio. Son ellos los que definen el precio en las mesas de cambio y definen el precio del USDT, respecto al Bolívar, en BINANCE. Ese sistema sirve incluso para ir monopolizando la adquisición de los dólares del Estado, ya que, al pagar más en la subasta de los dólares del Estado en las mesas de cambio, van eliminando competidores que no pueden comprar a ese precio.
Pero para los grandes especuladores no hay problema porque ese dinero lo obtienen de la venta de USDT. Es decir, ese dinero lo pone los pequeños inversores que compran USDT a 300 bolívares o más.
El negocio en el mercado de divisas en Venezuela SIEMPRE HA SIDO captar las divisas del Estado, y sigue siendo ese el negocio.

Políticas monetarias que favorecen la especulación
En principio debemos decir que la política de subastar los dólares del Estado en las mesas de cambio es un error. No le vemos la utilidad para el Estado.
Al ser el Estado el que coloca la mayor cantidad de divisas, no se crea un “mercado de divisas” en el sentido estricto de la palabra; termina siendo un mecanismo de asignación de divisas al mejor postor que siempre son los grandes especuladores. Luego, lo que le queda al Estado son una gran cantidad de bolívares, que el Estado no está poniendo en circulación nuevamente, como lo hemos demostrado en distintos escritos (con las propias cifras del BCV).
Esa política lleva a muchos a presumir que el BCV lo que está haciendo es recoger bolívares a través de la subasta de los dólares del Estado para controlar la inflación (bajo visión monetarista de la inflación); de esa manera no tiene que captar bolívares a través de la venta de bonos (operaciones de mercado abierto), porque al vender bonos tendría que pagar intereses, y vendiendo los dólares del Estado cada vez más caros, se ahorra el pagar intereses y recoge liquidez del mercado.
Ojalá y lo que acabamos de describir no sea la verdadera razón por la cual el BCV subasta los dólares del Estado, porque es obvio que con eso lo que consigue es el efecto contrario a la reducción de la inflación, porque está claro que mientras más caro está el dólar, mucho más caros se ponen los bienes y servicios que consumimos a diario.
Lee más de: El precio del dólar y su causa
Propuestas
Proponemos no seguir subastando los dólares del Estado. Que se queden las mesas de cambio para quienes quieran vender sus divisas.
Sí hay personas que venden sus divisas en las mesas de cambio; sobre todo comerciantes que pagan sus nóminas en bolívares; así como también pagan en bolívares impuestos y servicios públicos.
Sacar los dólares del Estado en las Mesas de Cambio obligaría a la generación de un verdadero mercado de divisas donde oferentes y demandantes pujarán por sus intereses.
Los dólares del Estado deben servir para proteger a la población a través de dos políticas específicas:
Importar insumos que no se produzcan en Venezuela y que sean necesarios para la producción nacional de bienes y servicio de consumo masivo de la población venezolana.
Importar maquinarias para fortalecer el parque industrial nacional. Aquí incluimos a pequeños productores y emprendedores, para que puedan tecnificar sus procesos productivos.
Existen rubros cuyos precios afectan los precios de muchos otros productos y son generadores de inflación, en esos rubros encontramos:
El transporte de bienes de consumos masivo: en Venezuela casi todo se transporta por carreteras, los costos operativos del transporte lo terminamos pagando los consumidores; desde el costo de los repuestos, la gasolina o el Diesel, hasta el precio de los peajes (que ahora se masificaron) y la coima de funcionarios por donde pase el transporte.
La energía: aquí incluimos la energía eléctrica y el combustible fósil (gas, gasolina, Diesel).
Los agro insumos para la producción agropecuaria: muchos son importados y si se compran con dólares caros afectan el precio de los alimentos.
Al utilizar los dólares generados de la actividad industrial petrolera en garantizar que la especulación no afecte los rubros antes mencionados, se controlará la inflación de manera más efectiva.
La protección y fortalecimiento del aparto industrial nacional es vital para nuestro desarrollo.
Es fundamental revisar permanentemente la factibilidad de aumento del salario de los trabajadores; la oferta se adapta a la demanda, no al revés.
El Estado debe, por sí mismo, importar los bienes y servicios necesarios para impulsar SU POLÍTICA DE DESARROLLO. Pero hay que pensar seriamente en la utilización de la Inteligencia Artificial para reducir sustancialmente la discrecionalidad de algún funcionario en la aprobación de una compra y en el precio a pagar.
Abramos el debate sobre estos temas. El problema que no se discute, se perpetúa.