Los niños son las víctimas silenciosas de todas las guerras, en Gaza, Sudán, Nigeria y en la ciudad de Bukavu, ubicada al este de la República Democrática del Congo (RDC), los infantes sufren, por enfermedades, desnutrición y los constantes enfrentamientos armados.
Actualmente, la capital de Bukavu, Kivu del Sur, está bajo control del movimiento rebelde ruandés M23, este movimiento calificado de terrorista por las Naciones Unidas, se disputa el control de los recursos mineros de la región con el gobierno de la (RDC).
Según, el testimonio de un grupo de monjas que presta ayuda humanitaria al Hospital General de Bukavu, en el recinto hospitalario se han multiplicado los casos de niños con problemas de desnutrición. “Antes de la guerra eran unos cuarenta, ahora son ochenta y cuatro; incluso hay tres por cama”.
La guerra ha impedido cultivar, cosechar y comerciar de forma segura y esto, junto con los saqueos, ha provocado hambruna generalizada, en la región de Bukavu.
En este contexto de violencia, cada vez hay más casos de niños que abandonan las escuelas tras huir con sus familiares de la guerra, o por la humillación de ser expulsados de la escuela porque sus padres ya no pueden pagar las cuotas trimestrales, este último caso es un caso que debe atender directamente el gobierno y garantizar la instrucción pública para los más vulnerables.
Según el testimonio de una misionera que deicidio permanecer en el anonimato por cuestiones de seguridad, al visitar la ciudad de Kivu del Sur, percibió la carencia de servicios públicos dignos para los niños y niñas. La misionera cuenta que consiguió un niño de 8 años en una carretera sentado solo, con su mochila y uniforme escolar, al que le pregunto ¿qué hacía a estas horas solo en vez de estar en la escuela?, y el niño le contestó, “me echaron de la escuela porque no pagué el trimestre, mi hermano se quedó, mis padres pagaron por él ayer, pero no pudieron pagar por mí, lo espero para irnos juntos a casa”. Esta respuesta conmocionó a la misionera.
Sin embargo, medios locales han informado que un millón de niños no puede ir a la escuela en las ciudades de Kivu Norte y Kivu Sur, dos regiones ocupadas por los rebeldes del M23 desde el mes de febrero. Según el Ministerio de Educación de la República del Congo, la crisis actual ha provocado el cierre de 2.594 escuelas, 1.483 de ellas en Kivu Norte y 1.111 en Kivu Sur, lo que afecta a más de 1,1 millones de niños.
Desde hace 4 meses, Bukavu no cuenta con presencia policial, ni comisarías, ni prisión central, ni tribunales o abogados. La ley la imponen los rebeldes del M23, de manera arbitraria y sin garantías.
El pasado 10 de junio, el activista comprometido con los derechos humanos, Maroy Jeanluc, publicó desde su cuenta de instagram, un video donde hombres armados tomaron una escuela en Bukavu, y se aprecian infantes conmocionados y traumatizados por el terror, escondidos debajo de sus escritorios.
