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La gran multitud que protagonizó el estallido en el centro de Los Ángeles el domingo se ha dispersado en su mayoría después de que el Departamento de Policía de Los Ángeles declarara el distrito como “zona de reunión ilegal”, declaran medios locales.
Los periodistas reportan que la presencia policial no cesa.
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El gobierno de Trump ordenó el despliegue de miles de efectivos de la Guardia Nacional, una medida sin precedentes que no se aplicaba en las últimas seis décadas. Esta decisión, además, se tomó sin consultar al gobernador de California, Gavin Newsom.
Las tropas se desplegaron alrededor de edificios federales y centros de detención, equipadas con armamento antidisturbios y autorizadas para usar gas lacrimógeno y municiones no letales contra los manifestantes.
Las autoridades nacionales justificaron la medida en la «protección de propiedades federales», pero los líderes locales criticaron la medida y la calificaron como una provocación política.
Respuesta de California
El gobernador Gavin Newsom dijo el lunes en las redes sociales que California planeaba demandar por el despliegue de tropas de la Guardia Nacional por parte del presidente Trump en Los Ángeles.
Tras una noche de disturbios en Los Ángeles por las redadas migratorias, Newsom declaró en X : «Esto es exactamente lo que Donald Trump quería. Avivó el fuego y actuó ilegalmente para federalizar la Guardia Nacional. La orden que firmó no solo aplica a California. Le permitirá ir a cualquier estado y hacer lo mismo. Lo estamos demandando».
La decisión del presidente Trump de activar a casi 2000 guardias nacionales marcó la primera vez desde 1965 que un presidente despliega la Guardia Nacional de un estado sin la solicitud del gobernador. La decisión fue recibida con fuertes críticas por parte de funcionarios estatales y locales, incluyendo a Newsom, quien afirmó que el despliegue «no buscaba satisfacer una necesidad insatisfecha, sino generar una crisis».
La oficina de Newsom envió el domingo por la tarde una carta formal a la administración Trump pidiéndoles que rescindan el despliegue de tropas.

La alcaldesa de Los Ángeles Karen Bass condenó el desorden pero también culpó en parte a Trump.
“Lo que estamos viendo en Los Ángeles es un caos provocado por la administración”, dijo Bass. “Cuando allanan Home Depot y lugares de trabajo, cuando separan a padres e hijos, y cuando recorren nuestras calles con caravanas blindadas, siembran miedo y pánico”.
Bass, calificó el despliegue de tropas federalizadas como una “escalada caótica” y emitió un recordatorio de que “Los Ángeles siempre apoyará a todos los que consideran nuestra ciudad su hogar”.
Los funcionarios de la administración Trump han aprovechado los incidentes aislados de violencia para sugerir que amplias zonas de Los Ángeles están fuera de control. El domingo, Trump recurrió a las redes sociales para afirmar que «turbas violentas e insurrectas están acosando y atacando» a las fuerzas del orden federales.
Aunque las autoridades no han dicho cuánto tiempo durarán las medidas de control migratorio, Trump declaró a la prensa el domingo: «Vamos a desplegar tropas en todas partes. No vamos a permitir que esto le pase a nuestro país».
El motor del estallido

Cientos de miles marcharon por tres días consecutivos en Los Ángeles, California, contra redadas policiales para deportar migrantes. Simultáneamente, las personas ocuparon calles y autopistas y utilizaron tácticas como sentadas y bloqueos para rechazar las deportaciones de Trump.
Las protestas se desencadenaron el 6 de junio tras una serie de operativos coordinados por el ICE en puntos estratégicos de Los Ángeles. Agentes armados irrumpieron en negocios, almacenes y espacios públicos, deteniendo a más de 100 personas inmigrantes en redadas descritas por testigos como «arbitrarias y militarizadas».
Estas acciones formaron parte de una estrategia federal ampliada de la Administración Trump para aplicar deportaciones exprés, incluso en jurisdicciones consideradas santuario.
Según organizaciones de derechos migrantes, las redadas carecían de órdenes judiciales y se ejecutaron con tácticas intimidatorias, como el uso de granadas aturdidoras y gas pimienta contra quienes intentaban grabar o bloquear las detenciones. Además, la detención de líderes sindicales, como David Huerta, presidente de un gremio de trabajadores, recrudeció el conflicto al interpretarse como un ataque directo a estos sectores.
¿Por qué en California?

Frente a la presión federal en una región tradicionalmente demócrata, las instituciones californianas y los grupos civiles articularon una respuesta contra esta medida. El Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) reiteró su compromiso con leyes del estado como la California Values Act, negándose a colaborar en labores de verificación migratoria o entrega de detenidos al ICE.
California, y en particular Los Ángeles, ha sido durante décadas un lugar de protección para las comunidades migrantes.
Casi la mitad de la población es de origen latino.
Este marco legal ha convertido a California en un blanco recurrente de confrontación con el gobierno federal. La tensión acumulada entre el modelo de protección local que contradice la aplicación de la ley federal constituye el telón de fondo del estallido social.
Estallido en la ciudad santuario
Desde noviembre de 2024, Los Ángeles entró en la lista de «ciudades santuario». Esto significa que tiene un doble compromiso: garantizar la integración y la seguridad de los residentes indocumentados, dificultando su expulsión, y perpetuar el rechazo histórico a las medidas de deportación masiva impulsadas por administraciones federales conservadoras.
Estallido en loop: ¿a dónde conducirá?
Las protestas que sacudieron Los Ángeles este fin de semana son las últimas en una larga y rica historia de manifestaciones públicas en la segunda ciudad más grande de Estados Unidos.
Aquí, un repaso a algunas de las más conocidas e importantes.
La protestas estudiantiles de 1968: alrededor de 15.000 estudiantes mexicano-estadounidenses de escuelas del este de Los Ángeles salieron a protestar por las diferencias en su educación en comparación con sus compañeros blancos. Las protestas, también conocidas como Blowouts, exigían cambios en los planes de estudio y educación bilingüe, y fueron precursor del movimiento chicano por los derechos civiles.
Las protestas por Rodney King en 1992: se cuentan entre las manifestaciones más famosas de la historia de Los Ángeles y de Estados Unidos. Las protestas estallaron tras la absolución de cuatro agentes blancos del Departamento de Policía de Los Ángeles por la brutal paliza propinada al automovilista negro Rodney King en 1991. El presidente George H.W. Bush ordenó el despliegue de miles de miembros de la Guardia Nacional, junto con miles de soldados e infantes de marina estadounidenses.
Las protestas de 2020 por George Floyd: aunque las propuestas por el asesinato de George Floyd sucedieron en todo el país, Los Ángeles fue uno de los principales centros del movimiento Black Lives Matter. Algunos agentes de la policía de Los Ángeles fueron retirados de sus funciones tras hacer un uso excesivo de la fuerza durante las protestas.
