Un estudio realizado en la provincia china de Sichuan, reconocida por su gastronomía rica en ajíes, ha detectado una relación significativa entre el consumo frecuente de alimentos picantes y una reducción en la incidencia de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. Esta investigación, publicada en el Chinese Journal of Epidemiology, analizó durante más de dos décadas datos de más de 50.000 habitantes del municipio de Pengzhou.
El equipo de expertos del Colegio Médico de Chengdu y centros locales de prevención de enfermedades examinó desde 2004 la frecuencia del consumo de guindilla; la preferencia por niveles de picante (suave, moderado, intenso), las formas en que se ingiere (fresco, seco, en aceite o salsas) y la edad de inicio en el consumo habitual. Los resultados determinaron que quienes consumen alimentos picantes seis o siete veces por semana tienen un 11% menos de riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares en comparación con quienes rara vez los consumen.
Detalladamente, el estudio revela una reducción del 14% en la probabilidad de cardiopatías isquémicas, del 12% en enfermedades cerebrovasculares y hasta del 15% en ictus isquémicos. La variedad moderadamente picante mostró el mayor beneficio, con un 14% menos de riesgo, frente al 9% para quienes prefieren picante intenso y 7% para los consumidores de sabor suave.
Aunque los mecanismos biológicos exactos aún no están claros, y faltan datos precisos sobre la cantidad y tolerancia individual al picante, se señala la capsaicina —compuesto activo del picante— como un posible responsable, debido a su efecto vasodilatador y en la reducción de la presión arterial. Además, los beneficios se mantuvieron independientemente del modo de consumo de la guindilla.