El reconocimiento del Estado palestino gana fuerza simbólica y diplomática en Occidente, pero enfrenta el rechazo frontal de Washington y Tel Aviv. Starmer, Sumar y Macron se colocan en la línea de avance, mientras Marco Rubio y Netanyahu advierten que es “una recompensa al terrorismo”.
Desde Europa, el debate global sobre el reconocimiento del Estado palestino ha resurgido con intensidad en las últimas semanas, marcando una nueva fase en el genocidio israelí-palestino y dividiendo a las potencias occidentales.
En Reino Unido, el nuevo gobierno laborista de Keir Starmer ha reiterado su intención de avanzar hacia el reconocimiento oficial. “Reconocer a Palestina es un derecho inalienable de su pueblo y una pieza clave en la solución de dos Estados”, declaró la ministra de Justicia Shabana Mahmood, quien junto a figuras como el alcalde de Londres, Sadiq Khan, ha urgido al primer ministro a tomar acción concreta antes de septiembre.
¿Pase de factura de Europa por aranceles?

En el continente europeo, el presidente francés Emmanuel Macron anunció que Francia votará a favor del reconocimiento de Palestina en la próxima Asamblea General de la ONU, convirtiéndose en el primer país del G7 en dar este paso. La medida ha provocado una dura reacción por parte de Israel y de Estados Unidos.
Desde Washington, el secretario de estado Marco Rubio calificó el reconocimiento como “irresponsable” y aseguró que “sirve a la propaganda de Hamás y representa un retroceso para la paz”. El Departamento de Estado ha expresado su “profunda preocupación” ante lo que considera una maniobra “unilateral” que podría desestabilizar aún más la región.

En España, el partido progresista Sumar ha redoblado la presión sobre el gobierno de Pedro Sánchez para que reconozca el Estado palestino de forma unilateral, sin esperar a una posición conjunta de la Unión Europea. “No podemos esperar más. Es un acto de justicia y de responsabilidad internacional”, declararon desde la coalición.
Efectos de un eventual reconocimiento
Pero más allá de la diplomacia, ¿qué cambia realmente con estos reconocimientos? Aunque no implican cambios inmediatos en el terreno —ni el fin de la ocupación ni la retirada de asentamientos— sí refuerzan el estatus político palestino ante organismos internacionales y podrían abrir nuevas vías para la ayuda humanitaria, la participación en foros multilaterales y el relanzamiento de negociaciones de paz bajo nuevos marcos.
Para muchos analistas, el reconocimiento masivo de Palestina es una forma de reequilibrar la narrativa internacional. Para otros, sin reformas internas en la Autoridad Palestina y sin presión efectiva sobre Israel, se trata solo de un gesto simbólico.
Mientras el mapa político se reconfigura en torno a este tema, el pueblo palestino sigue enfrentando bloqueos, desplazamientos y violencia. El tiempo dirá si estos reconocimientos representan un verdadero avance o una nueva frustración diplomática.