La gloria del deporte y el ciclismo Julio César León, el primer atleta venezolano en competir en unos Juegos Olímpicos cambió de plano, a los 100 años de edad que había celebrado el 2 de febrero de este año en medio del homenaje rendido por el Comité Olímpico Venezolano y el Ministerio del Poder Popular para el Deporte.
Julio César León (2-2-1925) fue un pionero del ciclismo nacional. Su pasión por este deporte se inició desde muy niño, cuando un día de Reyes recibió de regalo un velocípedo y desde entonces nunca dejó de pedalear por las calles de su natal Trujillo y luego en Caracas.
Rey absoluto del ciclismo nacional, León destacó en las pruebas de velocidad que por entonces se realizaban en el antiguo circuito capitalino entre lo que son hoy las avenidas O’Higgins y La Paz en El Paraíso, donde se tituló entre los años 1940 y 1942.
Avión de carga
Pero los sueños del ciclista trujillano estaban puestos en acudir a la máxima competencia internacional: los Juegos Olímpicos, y con ese objetivo en mente procuró el respaldo del Comité Olímpico Venezolano y la embajada de Inglaterra en Venezuela para cumplir con su propósito.
Así en 1948 con un boleto donado por el gobierno inglés, León se subió a un avión de carga junto a su esposa para cruzar el Atlántico y llegar a la Londres que recién se reponía de los estragos de la Segunda Guerra Mundial para organizar los Juegos Olímpicos de 1948, tras un paréntesis de doce años de estas competencias por el conflicto bélico.
“Estaba muy emocionado y me fui a meter de primero en el avión, pero el que fungía como aeromozo me dijo ‘un momento, primero las damas’. A mi esposa la pusieron en la silla del radiotelegrafista y allí no había más sillas. Pregunté dónde me iba a sentar y me dijeron que iría en la parte de la ametralladora”
Rememoró en otra entrevista concedida a Crónica Una.
Bandera tricolor
Con telas que compró en la capital inglesa, elaboró su propia bandera tricolor con la que fue el único representante de Venezuela en la ceremonia inaugural en el legendario estadio de Wembley, aquel memorable 29 de julio de 1948.
«Mi esposa me la cosió. Agarré un haragán en el centro del entrenamiento, le puse un alambre y lo forré de teipe y así fue como tuve mi asta para el desfile«
Siempre recordaba León en las entrevistas que otorgó a lo largo de su vida para recordar ese momento imperecedero de su hazaña deportiva.