El presidente de Guyana, Irfaan Ali, reincidió en la narrativa calificada por Venezuela como un falso positivo propagado en el contexto de las elecciones presidenciales y regionales de la nación guyanesa, como una forma de atemorizar al electorado con una posible «amenaza» para sumar votos para la reelección de Ali.
«Las fuerzas de seguridad están en alerta máxima. Cuentan con efectivos y están preparadas. Disponen del equipo necesario», refirió el jefe de Estado guyanés, tras votar en el Instituto Técnico y Profesional Leonora, en Demerara.
El presidente-candidato dio estas declaraciones justo después de propagarse una denuncia incomprobable: en horas de la tarde del domingo 31 de agosto, en vísperas de los comicios regionales y presidenciales en Guyana, las Fuerzas de Defensa de esa nación (GDF) reportaron un supuesto ataque con disparos desde el margen venezolano del Río Cuyuní, línea de facto entre ambas naciones.
En su informe, las GDF afirmaron que transportaban material electoral y a oficiales de la autoridad comicial del país (GECOM, por sus siglas en inglés). Según el comunicado, no hubo heridos. Al momento de la publicación de este artículo, no se han ofrecido evidencias tangibles del presunto ataque.

El reciclado falso positivo
Acusar a Venezuela de un presunto ataque sin pruebas no es nuevo. Guyana dijo lo mismo antes de otra elección, pero en Venezuela. Específicamente, días antes de las elecciones de gobernadores de Venezuela, el pasado 25 de mayo, las GDF reportaron el mismo falso positivo: un supuesto ataque bajo circunstancias muy similares en el mismo escenario, el río Cuyuní.
En ese momento y como parte de su campaña de agresión contra Venezuela, el gobierno de Guyana afirmaba que se dieron tres ataques con disparos en sendos puntos del Cuyuní, de los que tampoco existe evidencia tangible ni documental a más de tres meses de los pretendidos sucesos.
La “amenaza” de Venezuela: eje central de la campaña de Ali
La pretendida amenaza que supone Venezuela para Guyana ha sido pretexto para justificar la amenaza militar de los Estados Unidos contra la República Bolivariana y material para la campaña de los partidos políticos en la República Cooperativa, especialmente para el gobernante Partido Progresista del Pueblo/Cívico (PPP/C).
De hecho, usar a Venezuela y su pretendida amenaza con fines electorales ha sido la tabla de salvación para el PPP/C y su gestión, desviando la atención del pueblo guayanés cuando el gobierno de Ali es criticado por el manejo irregular del sector petrolero, y especialmente por incumplir sus promesas de renegociar el desventajoso Acuerdo de Reparto de la producción de 2016 firmado con ExxonMobil.
La gestión de Ali, además, se encuentra bajo el escrutinio público por la muerte de 19 niños en el incendio de la escuela pública de Mahdia, así como por el deterioro de sectores económicos no petroleros como el arroz y la caña de azúcar, la falta de reinversión en beneficio público y los proyectos energéticos Amaila y de gas natural para producir electricidad.
Sin embargo, por encima de estos temas domésticos, Ali insiste en utilizar la supuesta «amenaza» de Venezuela como un falso positivo.
«Tenemos que comprender la amenaza que supone Venezuela. Hemos estado hablando de ello durante toda la campaña, de que Venezuela es una amenaza, y tenemos que examinar cada uno de los vínculos con esa amenaza», afirmó Ali.
Un falso positivo con múltiples usos
La administración de Ali ha instrumentalizado esta «amenaza» venezolana en contra de sus adversarios políticos, entre ellos Azrudin Mohamed, candidato opositor por el partido Invertimos en la nación (WIN).
Según conteos preliminares y sondeos, si bien Mohamed no presenta posibilidades claras de llegar a la presidencia, sí puede lograr una cantidad importante de escaños parlamentarios que necesitaría el PPP/C para una victoria contundente sobre sus demás adversarios.
En la campaña electoral, el gobierno de Ali aplicó una estrategia de descrédito contra Mohamed, quien enfrenta sanciones por parte de Estados Unidos por supuesta evasión fiscal, tráfico de oro y corrupción.
Días antes de las elecciones presidenciales, el aparato de propaganda de Ali señaló a Mohamed de presuntamente de mantener relaciones con el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Para sostener esa narrativa, medios locales diseminaron un video de su padre, Nazar “Shell” Mohamed, supuestamente visitando la embajada venezolana en Georgetown.
Mientras estas acusaciones pesan sobre Mohamed, candidatos presidenciales visitan las sedes diplomáticas de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea. Por demás, estas tres naciones abiertamente median en el financiamiento a GECOM, el órgano electoral de Guyana, su supuesta preparación operativa y favorecen a unos candidatos sobre otros.

La «amenaza» para justificar carrera armamentística
El gobierno de Ali ha aprovechado la tesis de señalar como «amenaza» a Venezuela para justificar una carrera armamentística basada en una supuesta «defensa» de Guyana.
«La Fuerza de Defensa de Guyana se ha reforzado, están en una mejor posición. Como saben, se ha invertido mucho en el ejército, por lo que tengo confianza en lo que tienen en nuestras fronteras y en los sistemas que han implantado», sostuvo Ali.
Guyana fue el país que más incrementó su gasto militar en el mundo, en comparación con el año anterior, según la Base de Datos de Gasto Militar del SIPRI (Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo).
«En 2024, Guyana registró el mayor aumento porcentual anual del gasto militar del mundo. El gasto de Guyana subió un 78%, hasta 202 millones de dólares, en medio de un aumento de las tensiones después de que la vecina Venezuela reclamara unilateralmente la disputada región de Esequibo en marzo de 2024», argumenta el reporte.
También en abril de 2024, Guyana adquirió un patrullero militar por 42 millones de dólares del constructor naval francés Ocea y un bote de patrulla Defiant desde los Estados Unidos.
En octubre de ese mismo año, el gobierno de Ali firmó un contrato de 16 millones de dólares con Bell Textron Inc. En similar fecha, Georgetown compró a India dos aviones Dornier 228, por 23.37 millones de dólares.
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“Apoyamos la democracia. Apoyaremos cualquier medida que elimine cualquier amenaza a nuestra seguridad, no solo en lo que respecta a nuestra soberanía, sino también porque vivimos en una región en la que todos debemos unirnos para luchar contra la delincuencia transnacional y el tráfico ilícito de drogas, y apoyaremos todos los esfuerzos destinados a acabar con el tráfico ilícito de drogas y la delincuencia transnacional”, afirmó Ali.
Estas declaraciones refuerzan las excusas que Estados Unidos presenta para su actual amenaza naval y nuclear contra Venezuela, en una supuesta lucha contra el narcotráfico.
Venezuela rechaza esta narrativa estadounidense por constituirse en una amenaza a la paz de la región y porque carece de sustento en la realidad.

Venezuela mantiene su postura como actor regional en favor de la paz de la región, rechazando la amenaza militar de EEUU en el Caribe y el uso de Guyana como enclave para justificar una posible agresión, bajo la fachada de defender los intereses de la ExxonMobil, la transnacional estadounidense que explota ilegalmente petróleo en aguas pendientes por delimitar, correspondientes a la Fachada Atlántica de la Guayana Esequiba, una región que Venezuela reclama suya con evidencias legales e históricas.
Venezuela insiste en resolver la disputa de la Guyana la Guayana Esequiba, mediante el Acuerdo de Ginebra, un tratado firmado en 1966 mediante el cual Venezuela, Reino Unido y Guyana asentaban los medios para la resolución pacífica y satisfactoria de la controversia. Por demás, su rúbrica constituye el sobreseimiento del fraudulento Laudo Arbitral de París.