El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, anunció que el FBI participa en una investigación por la filtración de un informe clasificado que contradice la versión oficial sobre los bombardeos a instalaciones nucleares iraníes.
El documento, elaborado por la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), señala que el impacto fue limitado y que el programa nuclear de Irán solo habría sido retrasado por algunos meses, no destruido como afirmó inicialmente la Casa Blanca.
Hegseth, desde una cumbre de la OTAN en La Haya junto al presidente Donald Trump, calificó la filtración como una maniobra para “hacer quedar mal al presidente” y aseguró que los ataques fueron “impecables y devastadores”.

Sin embargo, la evaluación, filtrada primero por CNN e investigada por el FBI, indica que Irán había evacuado material crítico antes de los bombardeos, lo que redujo significativamente los daños.
El informe clasificado, de carácter preliminar, deja entrever además la contradicción interna de la narrativa israelí. Mientras que el portavoz militar israelí afirmaba que aún quedaban objetivos pendientes en Irán, el primer ministro Netanyahu sostuvo tras el cese al fuego que “todos los objetivos se habían cumplido”.
Desde Teherán, la respuesta no se hizo esperar: voceros oficiales insisten en que la operación liderada por EE.UU. e Israel fracasó en sus objetivos centrales, y que el programa nuclear iraní sigue en pie.
La filtración deja en evidencia que, pese a la magnitud de la ofensiva, Washington y Tel Aviv no lograron neutralizar las capacidades estratégicas de Irán.