Una audaz y caótica fuga masiva sacudió la principal cárcel de Karachi hoy, dejando a más de cien reclusos en libertad y a las autoridades en una frenética búsqueda. El incidente, calificado como una de las mayores evasiones en la historia de Pakistán, se desencadenó tras un leve sismo que obligó a la evacuación temporal de los prisioneros.
La fuga ocurrió específicamente en la cárcel del distrito de Malir, en las afueras de Karachi.
La alarma sonó en las primeras horas de la mañana cuando un temblor de baja magnitud (entre 2.6 y 3.4, según reportes) llevó a los funcionarios penitenciarios a trasladar a los reclusos fuera de sus celdas como medida de precaución. Sin embargo, lo que comenzó como un protocolo de seguridad se transformó rápidamente en una oportunidad para los detenidos.
En medio del desorden y la confusión de la evacuación, un grupo organizado de prisioneros lanzó un violento ataque contra los guardias.
Según testigos y reportes iniciales, los reos lograron arrebatar armas de fuego a los custodios, desatando un tiroteo dentro del recinto. El caos resultante fue la cobertura perfecta para la huida.
Cifras inexactas de la fuga de Karachi
Las cifras varían, pero las autoridades estiman que entre 100 y 216 prisioneros lograron escapar. La magnitud de la evasión ha generado una movilización masiva de las fuerzas de seguridad en Karachi y sus alrededores. Hasta el momento, se ha confirmado la muerte de al menos un recluso durante el tiroteo y tres guardias resultaron heridos.
Funcionarios policiales de alto rango, como Kashif Abbasi, confirmaron que 216 prisioneros se dieron a la fuga. Esto la convierte en una de las mayores fugas en la historia de Pakistán.
La ciudad se encuentra en alerta máxima mientras la policía y otras agencias de seguridad realizan una operación a gran escala para localizar y recapturar a los evadidos. Fuentes oficiales han informado que, afortunadamente, 78 de los fugados ya han sido recapturados, pero la búsqueda del resto continúa intensamente.
El inspector general de la Policía de Sindh, Ghulam Nabi Memon, y otros funcionarios han afirmado que la mayoría de los prisioneros fugados estaban encarcelados por delitos relacionados con drogas, y que muchos tienen problemas psicológicos. Se ha asegurado que entre los fugitivos no había personas condenadas por delitos graves, incluidos militantes.
Este incidente pone de manifiesto la vulnerabilidad de las instalaciones penitenciarias y plantea serias preguntas sobre los protocolos de seguridad en situaciones de emergencia. Los sismos leves y superficiales han sido una constante en Karachi en las últimas 24 horas, lo que agrava la preocupación por futuras contingencias.