El gobierno de Trinidad y Tobago permanece en silencio luego del asesinato de dos connacionales en aguas territoriales, por parte de Estados Unidos.
El pasado 15 de octubre, la familia de Chad Joseph denunció su muerte en alta mar en un ataque cinético de los Estados Unidos, el séptimo anunciado desde el 2 de septiembre. El conteo de víctimas asciende a 27.
“No voy a comentar eso. Esos asuntos son mejor que los traten el primer ministro y el Ministerio de Asuntos Exteriores”, afirmó el único ministro que comenzó al respecto, el líder del portafolio de Asuntos Territoriales y Jurídicos, Sadam Husein.
El ministro de Defensa, Wayne Sturge, así como la primera ministra, Kamla Persad Bissessar, han declinado comentar sobre el asunto, a pesar de la denuncia de los habitantes de La Cuevas. Persad Bissessar ha sido explícita en su apoyo a estos ataques de Estados Unidos contra embarcaciones de menor calado, bajo el supuesto de combatir el narcotráfico en la región.
Luego del primer ataque el 2 de septiembre, Persad Bissessar argumentó sobre las víctimas que Estados Unidos “debía matarlos a todos violentamente.” Por su parte y ante la preocupación de los pescadores ante la posibilidad de caer víctimas en estas circunstancias, el ministro de defensa, Sturge, afirmó que cada pescador que saliera a aguas cercanas a Venezuela estaba “por su cuenta.”
El gobierno de Trinidad y Tobago hace mutis, la comunidad clama
“Lo que Estados Unidos está haciendo allí, creo que es inhumano. ¿Por qué volar el barco? ¿Qué pruebas hay de que realmente se trate de drogas y cosas por el estilo? Digamos que se trate de armas, tráfico de personas o cualquier otra cosa, ¿qué consuelo tiene ahora la familia?”, increpa Kern, amigo cercano del pescador de 26 años, Chad Joseph.
Los familiares de Chad, quien pereció junto a otro miembro de la comunidad llamado Samaroo, afirman que pasaba tiempo con otros parientes en la costa venezolana y que no tenía vínculos con el tráfico de drogas como lo afirma el gobierno estadounidense.

“Los servicios de inteligencia confirmaron que el buque traficaba con narcóticos, estaba asociado con redes ilícitas de narcoterroristas y transitaba por una ruta conocida por el contrabando”, escribió Trump.
Caricom, organización de la que es miembro Trinidad y Tobago, se encuentra dividida en torno a la presencia militar estadounidense en aguas territoriales inmediatas a Venezuela y sus acciones hostiles. Trinidad y Tobago, junto a Guyana, han dado apoyo a estas acciones, mientras Barbaados y San Vicente y las Granadinas solicitan el retiro de las fuerzas y advierten de los peligros de quebrar la condición del Caribe como zona de paz.
Estos ataques han sido calificados como ejecuciones extrajudiciales, dado que se realizan sin contactar a la tripulación, violando los protocolos de intercepción en alta mar que privilegian la detención y captura sobre la confrontación violenta.
“Dejo todo en manos de Dios. Él sabe, Él ve, y yo digo que Él te da lo que puedes soportar. Él no te daría lo que no puedes soportar. Por eso, lo dejo todo en manos de Dios” afirmó Burnet, madre de Joseph.
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Las instrucciones de silencio desde el gobierno, son claras.
“Ya les he dicho a todos, yo me mantengo en mi sitio. La primera ministra nos ha dicho a todos que nos mantengamos en nuestro sitio. Estoy aquí para distribuir tierras, y eso es lo que estoy aquí para hacer” dijo Hussein.
Por su parte, el ministro de Seguridad Nacional Roger Alexander prosiguió en esta línea al decir a la prensa «hay ciertas cosas que no discutiremos todavía hasta que recibamos un informe completo del gobierno de Estados Unidos. No tenemos derecho a hablar de eso ahora mismo.»