Alexander Fleming nació en Ayrshire el 6 de agosto de 1881, hijo de un granjero. Se mudó a Londres a los 13 años y posteriormente se formó como médico. Se graduó con honores en 1906 y comenzó a investigar en la Facultad de Medicina del Hospital St Mary’s de la Universidad de Londres, bajo la dirección de Sir Almroth Wright, pionero en la terapia con vacunas.
Durante la Primera Guerra Mundial, Fleming sirvió en el Cuerpo Médico del Ejército y fue mencionado en despachos. Tras la guerra, regresó al St Mary’s.
En 1928, mientras estudiaba la gripe, Fleming observó que se había desarrollado accidentalmente moho en unas placas de cultivo que se utilizaban para cultivar el germen de estafilococos. El moho había creado un círculo libre de bacterias a su alrededor.
Fleming continuó experimentando y denominó penicilina al principio activo. Sin embargo, fueron otros dos científicos, el australiano Howard Florey y Ernst Chain, refugiado de la Alemania nazi, quienes desarrollaron la penicilina para poder producirla como medicamento. Al principio, el suministro de penicilina era muy limitado, pero para la década de 1940 la industria farmacéutica estadounidense ya la producía en masa.
Primeros descubrimientos de Alexander Fleming
En 1922, Fleming descubrió la lisozima, una enzima bactericida que impide las infecciones y que se halla presente en numerosas sustancias segregadas por los seres vivos, como las lágrimas, la saliva o las secreciones nasales y que actúa como una barrera contra las infecciones.
El hallazgo fue muy importante ya que demostraba la posibilidad de que existieran sustancias que, siendo inofensivas para las células del organismo, resultaban letales para las bacterias.
Sobre su famoso descubrimiento, Fleming dijo una vez: «A veces uno encuentra lo que no está buscando. Cuando me desperté justo después del amanecer del 28 de septiembre de 1928, desde luego no planeaba revolucionar todos los medicamentos al descubrir el primer antibiótico del mundo, o el asesino de bacterias. Pero supongo que eso fue exactamente lo que hice».
En 1944, Alexander Fleming fue nombrado sir y en 1945 recibió el Premio Nobel de Medicina, que compartió con Howard Florey y Ernst Boris Chain, que también realizaron sus trabajos en este campo.
Tras toda una vida dedicada a la investigación, Alexander Fleming, el padre de la penicilina, murió el 11 de marzo de 1955 a los 74 años de edad en su casa de Londres tras sufrir un ataque al corazón. Su cuerpo fue enterrado como un héroe nacional en la cripta de la catedral de San Pablo, en la misma ciudad donde desarrolló su carrera y que lo vio morir.