Huelgas masivas en las principales ciudades españolas, con paros convocados por sindicatos y organizaciones estudiantiles, demandan que los crímenes del gobierno israelí contra el pueblo palestino no queden en el olvido. La protesta revela un descontento profundo con la postura oficial y busca forzar cambios políticos y comerciales.

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Huelga histórica contra el genocidio en Gaza
El 15 de octubre, miles de trabajadores, estudiantes y ciudadanos se volcaron a las calles de ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao en una jornada nacional de huelga y manifestaciones pacíficas. Organizaciones como la Confederación General de Trabajadores (CGT), Solidaridad Obrera, Alternativa Sindical de Clase, junto a sindicatos mayoritarios como Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CC.OO.), encabezan esta masiva protesta. La huelga legalmente amparó a los trabajadores con paros de dos horas por turno, favoreciendo la participación masiva y diversa.
La causa principal es la denuncia al genocidio que Israel perpetra en la Franja de Gaza, apuntando a una masacre que ha dejado decenas de miles de muertos y heridos, incluyendo un alto porcentaje de niños. La movilización se intensificó tras incidentes recientes como la detención por parte de la marina israelí de participantes de la “Flotilla de la Resiliencia” en aguas internacionales.

Exigen ruptura total con Israel y un alto a la complicidad
Santiago de la Iglesia, vocero de la CGT, expresó que la huelga busca que el gobierno español rompa todas las relaciones políticas, comerciales y culturales con Israel, entidad a la que acusan de genocida. Por su parte, Coral Campos, secretaria general del Sindicato de Estudiantes, y Álvaro Obera, portavoz de la huelga, manifestaron que la movilización persigue obligar al gobierno a terminar con lo que consideran una complicidad con un Estado que practica el genocidio.
Desde sus voces se amplifican demandas urgentes: respeto al derecho internacional, cese inmediato del fuego, y el fin de la financiación pública que, según ellos, sostiene la escalada bélica israelí en detrimento de servicios sociales como educación y salud.

Diversidad de apoyos y acciones
La huelga fue respaldada por múltiples sindicatos y colectivos pro Palestina sumando paros laborales parciales y continuos en diversos sectores, además de movilizaciones en calles. En el País Vasco, por ejemplo, se convocaron paros de cuatro horas y manifestaciones coordinadas en varias capitales. En la educación, clases fueron suspendidas en muchas regiones, evidenciando el amplio respaldo juvenil a esta causa.
En ciudades como Madrid, la marcha congregó a decenas de miles de personas, quienes corearon consignas como “Palestina vencerá” y “No hay paz sin justicia”, expresando solidaridad con quienes sufren el conflicto y exigiendo un cambio real y urgente en la política estatal.

Repercusiones y expectativas
A pesar del reciente anuncio de un alto al fuego entre Israel y Hamás que fue ratificado en la cumbre internacional de Egipto con la presencia de líderes globales, los convocantes de la huelga decidieron mantener la protesta, argumentando que el acuerdo no implica justicia ni libertad para Palestina. Rechazan que dicho pacto legalice la ocupación y el sufrimiento continuado.
La jornada también destacó por actos de resistencia pacífica y cortes informativos en diversas regiones, con participación activa de piquetes estudiantiles y laborales. La presión de la sociedad civil se intensifica con el objetivo de influir en las decisiones políticas y comerciales del Estado español, demandando responsabilidad y justicia.
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La huelga del 15 de octubre en España sella un capítulo significativo de la lucha internacional por Palestina, uniendo diversos sectores sociales en una clara voz contra el genocidio y la opresión. Este movimiento no solo apunta a detener la violencia, sino también a transformar la relación política y económica que mantenga España con Israel, buscando justicia para un pueblo que ha quedado demasiado tiempo en la invisibilidad y sufrimiento. La movilización sigue siendo una llamada a la acción global y a la solidaridad activa frente a la injusticia.
Esta jornada se perfila como un símbolo de compromiso, conciencia y la voluntad colectiva de cambiar el curso de una historia marcada por décadas de conflicto y despojo.
