India y Pakistán anunciaron este sábado un cese al fuego tras varios días de intensos ataques cruzados con misiles y drones, en lo que fue descrito como la escalada más grave entre ambas potencias nucleares en décadas.
Aunque el acuerdo detuvo momentáneamente las hostilidades, tanto Nueva Delhi como Islamabad proclamaron la tregua como una victoria nacional, alimentando un fuerte discurso nacionalista en sus respectivos países.
El ministro de Defensa indio, Rajnath Singh, declaró que la llamada “Operación Sindoor” fue una muestra de la determinación militar y política de la India, afirmando que el “rugido” de las fuerzas armadas indias llegó hasta el cuartel general del Ejército pakistaní.
Por su parte, el primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, celebró públicamente la “victoria” de su país en la llamada “Operación Bunyan ul Marsoos”, agradeciendo a Alá y rindiendo homenaje al Ejército por su “valentía” frente a lo que calificó como “agresión india”.
India y Pakistán: una guerra que nadie quiere, pero que podría ser nuclear.
India y Pakistán vivieron en la ultimas semanas su momento más tenso en años tras el asesinato de 26 turistas hindúes en Cachemira. Una chispa podría detonar un conflicto entre dos naciones con armas nucleares.
Ambos países surgieron como naciones independientes en 1947, tras la descolonización británica del subcontinente.

La Partición dividió a la India británica en dos estados: una India laica con mayoría hindú, y un Pakistán islámico. Esta división, acompañada de desplazamientos masivos y violencia sectaria, dejó una herida abierta que persiste hasta hoy.
Se estima que en ese proceso murieron casi dos millones de personas producto de los desplazamientos y violencia sectaria asociada a la toma de los territorios recién creados, cuando millones de hindúes, sijs y musulmanes fueron desplazados y se encontraron en el lado «equivocado» de la nueva frontera. La violencia incluyó masacres, asesinatos, violaciones y todo tipo de atrocidades.
La región de Cachemira, de mayoría musulmana pero gobernada por un maharajá hindú al momento de la partición, fue reclamada por ambos países, lo que llevó a tres guerras y múltiples escaramuzas en la Línea de Control.