Un reciente estudio publicado en la revista Alzheimer’s & Dementia Journal ha descubierto que los hombres mayores con una elevada cantidad de grasa abdominal enfrentan un riesgo casi 50% mayor de desarrollar demencia en comparación con aquellos con menor acumulación en esa zona.
La investigación, que analizó datos de más de 17.000 personas sanas de Australia y Estados Unidos de 65 años o más, sometidas a pruebas cognitivas periódicas, establece una relación directa entre la adiposidad abdominal y el deterioro cognitivo progresivo, señaló RT.
Los resultados indican que una mayor proporción de grasa en el abdomen se asocia con un aumento del 29% en el riesgo general de demencia, y específicamente, el 25% de hombres con más grasa abdominal presenta un 46% más de riesgo que el 25% con menos grasa en esa área. Además, estos pacientes mostraron un deterioro más acelerado en la memoria, la capacidad de pensamiento global y la velocidad mental durante el seguimiento del estudio.
Contrario a la creencia común, el estudio también señala que una mayor masa corporal magra, es decir, la parte del cuerpo que no es grasa se relaciona con un riesgo entre 15% y 38% menor de demencia y un enlentecimiento del deterioro cognitivo, especialmente en memoria y procesamiento mental. Sorprendentemente, una mayor masa grasa total, no solo abdominal, mostró un efecto protector, reduciendo hasta en un 38% el riesgo de demencia y retardando el declive cognitivo.
«El aumento del peso corporal en la vejez puede tener efectos protectores sobre el envejecimiento cerebral, independientemente de la composición corporal», pero advierte que «la adiposidad abdominal sigue siendo un factor de riesgo de deterioro cognitivo en las personas mayores, sobre todo en los hombres»
Profesora Joanne Ryan
Este hallazgo pone en evidencia que no toda la grasa corporal es perjudicial; más bien, es la distribución de la grasa lo que determina su impacto en la salud cerebral. Por ello, mantener un equilibrio adecuado entre la grasa y la masa magra, y evitar la acumulación excesiva de grasa abdominal, podría ser clave para preservar la función cognitiva en la vejez.