“Trump es ahora el jefe de Estado más poderoso del mundo, y uno de los más impulsivos, arrogantes, ignorantes, desorganizados, caóticos, nihilistas, contradictorios, engreídos y egoístas. Tiene el dedo en el gatillo de mil o más de las armas termonucleares más poderosas del mundo. Eso significa que podría matar a más personas en cuestión de segundos que cualquier dictador de la historia durante todos sus años en el poder”, detallaba un psiquiatra forense, con base en el libro El peligroso caso de Donald Trump, publicado en octubre de 2017 en los primeros meses del primer mandato.
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Un año más tarde, en 2018, El artículo de The Conversation expuso que miles de expertos en salud mental coinciden en que Donald Trump representa un peligro para la democracia y la seguridad pública, debido a rasgos de personalidad y conductas que sugieren serios problemas psiquiátricos. De acuerdo a los estudios de personalidad, el mandatario exhibe rasgos de narcisismo extremo, paranoia, impulsividad y falta de empatía, lo que lo convierte en un líder impredecible y riesgoso.
Entre los comportamientos más peligrosos detallaron, el uso constante de la mentira y la manipulación, reacciones agresivas frente a la crítica y la incapacidad para reconocer errores o límites. Para los expertos, estas características pueden derivar en decisiones políticas erráticas, abuso de poder y amenazas a la estabilidad institucional y abrió el debate ético, porque, aunque tradicionalmente los psiquiatras evitan diagnosticar figuras públicas (regla Goldwater), el consenso de tantos especialistas rompe ese silencio por considerar que el riesgo es demasiado alto.
Rebote de acusaciones
Pero el mandatario ha optado ahora por reflejar el estudio de su conducta en terceros. Donald Trump no ha escatimado en esbozar una acusación con tal firmeza que, sin pruebas, ha calado por la reciprocidad mediática, “personas de instituciones mentales, incluyendo los peores manicomios del mundo, que el liderazgo venezolano ha obligado a ingresar a los Estados Unidos de América”.
El soporte del norteamericano es que “Miles de personas han resultado gravemente heridas, e incluso asesinadas, por estos monstruos”, por lo que antes de impedir los vuelos de venezolanos deportados amenazaba: “¡SÁQUENLOS DE NUESTRO PAÍS AHORA MISMO O EL PRECIO QUE PAGARÁN SERÁ INCALCULABLE!”.

Desde Venezuela, mientras tanto, el presidente Nicolás Maduro ha mantenido su postura, “Es una historia irreal y un fake news”. Maduro, por el contrario, ha resaltado las políticas destinadas a la salud pública y mental, “en Venezuela hay cuatro importantes psiquiátricos que tienen una técnica de atención a puertas abiertas y las personas con problemas de salud mental tienen atención en el sitio, terapias y en su casa”.
Sin embargo, para el especialista en salud mental, Fernando Giuliani, las constantes agresiones, que incluyen acusaciones contra supuestos pacientes psiquiátricos, hacen parte de la campaña continua contra Caracas. “No olvidemos que hemos venido soportando una constante guerra psicológica que si a algo ha apuntado es justamente a debilitar la salud mental del venezolano”, ha asegurado.

