La COP30 de Brasil inicia este jueves con una hoja de ruta para alcanzar 1,3 billones de dólares anuales de financiación climática para los países en desarrollo hasta 2035, y para esto incluye gravar la moda de lujo, la tecnología y los productos militares.
Azerbaiyán y Brasil, organizadores de las dos últimas cumbres climáticas de la ONU, presentaron un plan estratégico para lograr esa cifra de recursos, que provendría de «fuentes tradicionales» y de «mecanismos financieros nuevos e innovadores».
La «Hoja de Ruta de Bakú a Belém» tiene cinco frentes de acción: subsidios y fuentes de crédito a bajo costo; renegociación de la deuda pública; redirigir la financiación privada; reestructurar la coordinación de las acciones climáticas a gran escala; y reformular los sistemas y estructuras para flujos de capital equitativos.
En Belem, Brasil, se dan cita 60 jefes de Estado y de Gobierno, según fuentes oficiales brasileñas.
100 transnacionales también están presentes y levantan protestas ciudadanas mientras EEUU sigue con su postura negacionista.
El Gobierno de Estados Unidos, uno de los tres países más contaminantes en el mundo junto a China y la India, ni siquiera ha confirmado hasta la fecha a sus representantes para la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) que se celebra del 10 al 21 de noviembre en Belém.

