En un contundente golpe a las operaciones encubiertas de Israel, las fuerzas de inteligencia iraníes anunciaron este lunes la desarticulación de un taller clandestino operado por agentes del Mossad en las afueras de Teherán.
La instalación secreta, situada en un edificio residencial de tres plantas en la localidad de Rayy, al sur de la capital, era utilizada para el ensamblaje de drones suicidas y preparación de explosivos con fines presuntamente terroristas.

Durante la operación, las autoridades iraníes incautaron más de 200 kilogramos de explosivos de alta potencia, 23 drones armados, lanzadores, material electrónico sensible, un vehículo tipo Nissan utilizado para transporte logístico, así como herramientas y componentes especializados para aeronaves no tripuladas. Dos presuntos agentes del Mossad fueron arrestados en el lugar.
«Los enemigos pretendían lanzar ataques quirúrgicos contra instalaciones estratégicas del país, incluyendo bases de misiles y centros nucleares», reveló una fuente de seguridad al canal estatal Press TV, que también publicó imágenes del allanamiento. El portavoz oficial añadió que el taller formaba parte de una red de sabotaje más amplia, con otras células operativas descubiertas recientemente en Isfahán, Kermán y Teherán.
Medios también informaron que la célula descubierta estaba altamente entrenada y equipada para ejecutar atentados de precisión mediante drones tipo kamikaze, capaces de evadir radares. Algunos de los artefactos incautados ya estaban listos para ser lanzados contra objetivos aún no revelados por las autoridades iraníes.

Batalla contra el espionaje y sabotaje del Mossad
La operación de inteligencia cobra especial relevancia en medio de la tensión regional creciente entre Irán e Israel. Apenas la semana pasada, fuerzas israelíes ejecutaron ataques aéreos contra instalaciones militares iraníes, mientras que Teherán respondió con una serie de lanzamientos masivos de misiles y drones hacia el norte israelí.
Esta nueva ofensiva interna representa un contraataque silencioso pero demoledor: un mensaje directo al corazón de las operaciones clandestinas sionistas en suelo iraní.

“Estamos librando no solo una guerra en las fronteras, sino una batalla profunda contra el espionaje y el sabotaje dentro de nuestra propia tierra”, señaló el jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica en un comunicado emitido tras el operativo.
Las fuerzas iraníes también ejecutaron recientemente a un espía israelí tras un juicio cerrado. Este contexto revela un patrón claro: Irán ha intensificado su contrainteligencia y promete no dejar impune ningún intento de infiltración extranjera.
Aunque Israel no ha emitido comentarios oficiales sobre esta operación, analistas regionales interpretan el silencio como una señal de preocupación.
La desarticulación de esta célula representa uno de los mayores fracasos recientes del Mossad dentro del territorio iraní, y marca una nueva etapa en la guerra de inteligencia que ambos países mantienen desde hace años.
Esta redada no solo evidencia la persistente amenaza de operaciones encubiertas en Irán, sino también el alto nivel de vigilancia y respuesta que el país ha comenzado a ejercer en medio del pulso geopolítico más tenso del último siglo en Medio Oriente.