El gobierno israelí ha lanzado duras críticas contra el presidente francés Emmanuel Macron, a quien acusa de encabezar “una cruzada contra el Estado judío”, tras las recientes declaraciones del mandatario galo sobre posibles sanciones al gobierno de Benjamín Netanyahu y su insistencia en que Europa debe avanzar hacia el reconocimiento del Estado palestino.
Macron, desde Singapur, donde se encuentra en visita oficial, declaró que “Europa debe endurecer su postura colectiva” si Israel no actúa con urgencia para aliviar la situación humanitaria en Gaza. Además, fue enfático al afirmar que la credibilidad de Europa está en juego si continúa dando “carta blanca” a la ofensiva israelí en la Franja.
«Debemos trabajar por el reconocimiento de un Estado palestino. Si abandonamos Gaza y le damos carta blanca a Israel, arruinaremos nuestra propia credibilidad», subrayó.
El Ministerio de Exteriores israelí emitió este viernes un comunicado tajante, señalando que «los hechos no le interesan a Macron. No existe ningún bloqueo humanitario», pese a que organizaciones internacionales han documentado una severa crisis en Gaza.
En los últimos días, la ayuda humanitaria ha entrado de forma limitada, con apenas 2,1 millones de raciones distribuidas en cuatro días, en medio de un cerco que ha afectado duramente a la población civil.
Estas declaraciones han encendido las alarmas en Tel Aviv, donde se teme que el reconocimiento europeo a Palestina —que Francia considera discutir en una cumbre en junio— pueda dar mayor legitimidad internacional a la causa palestina.
Según el Ministerio israelí, cualquier paso en esa dirección “recompensa a los milicianos” y mina la seguridad del Estado de Israel.
Mientras tanto, sobre el terreno, la situación sigue siendo crítica. Hoy solo un punto de distribución de alimentos en Rafah operó brevemente, dejando a decenas de miles de personas sin acceso a comida. Las entregas al norte de Gaza siguen siendo prácticamente nulas, según fuentes humanitarias.
El choque diplomático entre París y Tel Aviv se produce en un momento clave para la política europea, con varios países reconociendo a Palestina y un debate cada vez más intenso sobre el papel de la comunidad internacional en el conflicto.
Macron, que ha buscado posicionar a Francia como un actor mediador, enfrenta ahora un difícil equilibrio entre la presión interna, las exigencias de derechos humanos y la necesidad de mantener canales abiertos con Israel, un socio clave en la región.