Israel ha dado un paso decisivo en su guerra de ocupación al iniciar una ofensiva terrestre sobre la ciudad de Gaza, con el objetivo declarado de “erradicar a los palestinos”.
La operación, reportada por Axios, comenzó pocas horas después de que el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, se reuniera en Jerusalén con el primer ministro Benjamín Netanyahu y con altos miembros de su gabinete.
Según las fuentes citadas, Rubio transmitió a Netanyahu que la Administración de Donald Trump respalda la ofensiva, pero que espera una ejecución rápida y con una conclusión definida. “Esta no es la guerra de Trump, es la guerra de Bibi [Netanyahu] y él será responsable de lo que ocurra después”, comentó un funcionario de la Casa Blanca bajo anonimato, dejando claro que Washington no impondrá frenos a Israel.

No obstante, los principales jefes de seguridad israelíes —entre ellos el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el director del Mossad, del Shin Bet y de la inteligencia militar— recomendaron no lanzar la ofensiva. Argumentaron que podría poner en riesgo la vida de los rehenes israelíes en manos de Hamás y ocasionar un número elevado de bajas en las filas del Ejército.
La ciudad de Gaza fue golpeada en las últimas horas por ataques aéreos, de artillería y drones. Testigos locales reportaron explosiones masivas que devastaron edificios enteros. El Ministerio de Salud gazatí cifró en 680.000 los palestinos muertos desde octubre de 2023, la mayoría mujeres y niños, en una guerra que no da señales de terminar.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, lanzó un mensaje contundente en plena ofensiva: “Gaza está en llamas. Las FDI golpean con un puño de acero las infraestructuras del terrorismo y los soldados de las FDI luchan con valentía para crear las condiciones para la liberación de los rehenes y la derrota de Hamás. No cejaremos ni retrocederemos, hasta completar la misión”.

Por su parte, Netanyahu endureció aún más su discurso durante un acto público con Rubio y el embajador de EE.UU., Mike Huckabee. “Esta es nuestra ciudad. Será nuestra ciudad para siempre. Nunca más será dividida, y no habrá un Estado palestino”, afirmó en referencia a Jerusalén. Agradeció además el apoyo de Trump y recalcó que la capital indivisa de Israel es “el fundamento de nuestra herencia judeocristiana común”.
Las declaraciones, sumadas a la ofensiva en Gaza, confirman el alineamiento entre el Gobierno israelí y la Casa Blanca, aunque también anticipan un mayor aislamiento internacional para Tel Aviv. La operación podría escalar la crisis humanitaria en el enclave palestino y tensar aún más las relaciones entre Israel y sus socios europeos, críticos del alto número de víctimas civiles.
Mientras tanto, Gaza enfrenta una devastación sin precedentes. Entre ruinas, desplazados y hospitales colapsados, la población civil continúa pagando el costo más alto de una guerra que se profundiza, mientras Israel asegura que no se detendrá hasta eliminar a Hamás y reafirmar su control sobre el enclave.