Israel, desde hace más de cuatro décadas, ha construido un patrón de acciones militares unilaterales que violan abiertamente el derecho internacional, especialmente en lo que se refiere a ataques contra instalaciones nucleares en países enemigos.
A pesar de las múltiples condenas de organismos multilaterales como la ONU, estos actos han quedado sin sanción efectiva, gracias, en gran parte, al veto sistemático de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad. La comunidad internacional observa con creciente preocupación cómo Israel repite estas acciones con total impunidad.
1981: El bombardeo a Osirak — la génesis de la doctrina genocida de Israel.
El 7 de junio de 1981, Israel ejecutó la Operación Ópera, un ataque aéreo contra el reactor nuclear iraquí de Osirak. Alegando que el régimen de Saddam Hussein estaba cerca de desarrollar armas nucleares, ocho cazabombarderos F-16 israelíes destruyeron el reactor en las afueras de Bagdad.

La comunidad internacional respondió con indignación. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad la Resolución 487, condenando el ataque como una violación de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional. El texto reconocía además el derecho de Irak a desarrollar energía nuclear con fines pacíficos bajo supervisión del OIEA, y exigía a Israel no repetir tales actos.
Resolución 487 (19 de junio de 1981) – Consejo de Seguridad de la ONU
- Condena enérgica el ataque militar de Israel como clara violación de la Carta de la ONU y de las normas internacionales de conducta .
- Pide a Israel que se abstenga en el futuro de tales actos o amenazas .
- Declara que el ataque constituye una grave amenaza al régimen de salvaguardias del OIEA, base del Tratado de No Proliferación .
- Reconoce el derecho soberano de Irak (y otros estados, especialmente en desarrollo) de usar tecnología nuclear con fines pacíficos, conforme a sus necesidades .
- Llama urgentemente a Israel a someter sus propias instalaciones nucleares a salvaguardias del OIEA .
- Considera que Irak tiene derecho a una compensación adecuada por los daños sufridos, reconocidos por Israel.
- Solicita al Secretario‑General que mantenga informado al Consejo sobre la implementación de la resolución .
Pese a la resolución, no hubo sanciones ni consecuencias concretas. Israel justificó el ataque como un acto de «legítima defensa preventiva», una doctrina que fue rechazada por la ONU y la mayoría de los Estados miembros, pero que desde entonces ha sentado un peligroso precedente.
2020–2025: Sabotaje sistemático a instalaciones nucleares iraníes
Israel ha sido acusado de una campaña encubierta de ataques y sabotajes contra el programa nuclear iraní, incluso cuando estas instalaciones estaban bajo monitoreo del OIEA:
- 2020-2021: Ciberataques como Stuxnet, sabotajes físicos y explosiones en Natanz.
- 2022: Ataque con drones contra una planta de enriquecimiento en Karaj.
- 2023–2024: Nuevos ataques a instalaciones militares y nucleares, algunos mediante comandos infiltrados.
- Hace paneas cuatro días, Israel lazó repitiendo el patrón genocida un ataque contra las centrales de Fordow y Khondab, según reportes no confirmados oficialmente. El jefe del OIEA declaró que no se han observado daños, pero se celebró una reunión de emergencia en Viena para discutir la agresión.
El escudo eterno del veto estadounidense

En cada intento del Consejo de Seguridad por condenar o sancionar a Israel por sus acciones militares —sean ataques nucleares, bombardeos sobre Gaza o asesinatos selectivos en terceros países—, Estados Unidos ha ejercido su derecho a veto.
Un patrón claro emerge:
- Israel actúa de forma unilateral,
- La comunidad internacional condena,
- EE.UU. bloquea cualquier acción vinculante.
Esto ha ocurrido no solo en 1981, sino también:
- Durante las operaciones en Líbano (2006),
- En los ataques masivos a Gaza (2008, 2014, 2021, 2023 y 2024),
- Y recientemente, frente a denuncias por el uso de inteligencia artificial en asesinatos masivos contra civiles palestinos.
Consecuencias para el sistema internacional

La repetida violación del derecho internacional por parte de Israel, protegido por el veto estadounidense, ha debilitado:
- La credibilidad del OIEA y el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP),
- La eficacia del Consejo de Seguridad de la ONU como garante de la paz,
- Y el principio de igualdad soberana de los Estados.
En la actualidad se asiste a lo que muchos expertos advierten que si el sistema internacional permite que un Estado ataque instalaciones nucleares bajo supervisión internacional sin consecuencias, se abre la puerta para que otros hagan lo mismo.
Un llamado pendiente

Israel no ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) ni ha permitido inspecciones del OIEA en su arsenal nuclear, que se estima en al menos 80 a 90 ojivas nucleares, según el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI).
A diferencia de Irán —signatario del TNP y sujeto a constantes inspecciones—, Israel opera en la sombra. La falta de equidad en el trato entre ambos países genera resentimiento, desestabilización regional y debilita el derecho internacional como herramienta imparcial.
Israel ha mostrado una reincidencia en atacar instalaciones nucleares bajo el pretexto de seguridad nacional, violando el derecho internacional y el principio de soberanía energética pacífica.
La protección constante de EE.UU. mediante el veto en la ONU le ha permitido actuar con impunidad, socavando los fundamentos mismos del orden global. La pregunta que muchos se hacen hoy es: ¿por cuánto tiempo más durará esta excepción peligrosa?