El domingo 23 de noviembre de 2025 se registró una nueva y letal escalada de violencia en la franja de Gaza, donde las fuerzas sionistas de Israel causaron la muerte de 21 personas y dejaron 83 heridos, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Entre las víctimas se encontraron numerosos civiles, incluidos niños, producto de ataques en diversas áreas del enclave, como el barrio Al Rimal, donde un misil impactó un vehículo y provocó la muerte de cinco personas. Otros bombardeos afectaron zonas densamente pobladas como Al Naser, Deir el Balah y el campo de refugiados de Nuseirat, agravando la crisis humanitaria local y sumando decenas de heridos.
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Violaciones constantes del alto el fuego
Desde la implementación del alto el fuego el 11 de octubre, la tregua ha sido profusamente violada por Israel, con un total de 497 infracciones detectadas en apenas 44 días. Estas violaciones incluyen bombardeos aéreos y ataques contra presuntos objetivos militares y civiles, lo que ha provocado que en este corto período hayan muerto 339 palestinos y resultaran heridos 871. La continua ruptura de la tregua crea un ambiente de inseguridad permanente y una tensión creciente que amenaza con desbordar de nuevo el conflicto armado en la región.
Reacciones y reclamos internacionales
Hamas ha denunciado que Israel usa pretextos para justificar sus ataques y ha solicitado a Estados Unidos, impulsor esencial del alto el fuego, que intervenga para frenar estas violaciones y proteger a la población civil.
Por su parte, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu defendió las operaciones militares y anunció que su país seguirá respondiendo contundentemente a las violaciones que atribuye a Hamas. La comunidad internacional observa con preocupación cómo el respeto a la tregua se deteriora, lo que complica el esfuerzo diplomático para preservar la paz en Gaza.
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Desde el inicio de las hostilidades en octubre de 2023, el conflicto en Gaza ha causado más de 69.000 muertos palestinos y 170.000 heridos, en medio de una guerra marcada por la ocupación, los bombardeos y la resistencia armada. El reciente alto el fuego fue una medida para detener la creciente violencia, pero las reiteradas infracciones israelíes están minando esas esperanzas y sumiendo a la población en un ciclo de destrucción y sufrimiento que pone en riesgo la estabilidad de toda la región.
