Italia ha dado un paso histórico al convertirse en el primer país en reconocer la obesidad como una enfermedad crónica, progresiva y recurrente, según anunció el Gobierno tras la aprobación definitiva de una ley en el Senado. La norma, que ya contaba con el respaldo de la Cámara de Diputados, destina más de 2,7 millones de euros a las políticas públicas de prevención y tratamiento de esta patología que afecta a seis millones de italianos, señaló EFE.
El ministro de Sanidad, Orazio Schillaci, destacó la importancia de la nueva legislación como una avanzada medida de salud pública, que combina campañas de concienciación, formación del personal sanitario y mejoras en la calidad de vida de los pacientes. La ley contempla además recursos económicos crecientes, con un desembolso inicial de 700.000 euros en 2025, que llegará a 1,2 millones anuales a partir de 2027, para su distribución regional.
Entre las iniciativas figura el fomento de la lactancia materna como herramienta preventiva, la responsabilización de los padres en la alimentación saludable de sus hijos, la limitación del consumo excesivo de ciertos alimentos y la promoción de la actividad física regular. A su vez, se crea un observatorio nacional para supervisar el cumplimiento de los objetivos y acciones, garantizando un seguimiento sistemático por parte de regiones y provincias autónomas.
Impulsada por el diputado Roberto Pella, aliado del Gobierno de Giorgia Meloni, la reforma llega ante el creciente desafío sanitario que representa la obesidad y su impacto tanto en adultos como en la infancia. Según Schillaci, la ley fortalece el compromiso estatal en esta lucha, haciendo énfasis en la prevención y la formación especializada en el sector sanitario, con el objetivo de ofrecer una respuesta eficaz y concreta para proteger la salud de toda la población italiana.