Investigadores de la Universidad de Washington en St. Louis han descubierto que sutiles variaciones en los hábitos de conducción, monitoreados mediante dispositivos GPS, superan a pruebas tradicionales para detectar deterioro cognitivo leve (DCL), un precursor común del Alzheimer. Liderado por el profesor Ganesh Babulal, el estudio analizó a 298 adultos mayores con edad media de 75 años, incluyendo 56 con DCL diagnosticado y 242 sin problemas cognitivos, todos conductores habituales que instalaron rastreadores en sus vehículos.
Los resultados, publicados el 26 de noviembre en la revista Neurology, revelan que inicialmente los patrones eran similares, pero con el tiempo las personas con DCL redujeron la frecuencia de viajes, evitaron conducir de noche y limitaron sus rutas a zonas familiares, mostrando menor variabilidad. Al combinar estos datos con edad, pruebas cognitivas y factores genéticos de Alzheimer, la precisión predictiva alcanzó el 87%, frente al 76% sin información de conducción, posicionando este método como herramienta de salud pública accesible y no invasiva.
Babulal enfatiza que monitorear comportamientos cotidianos como la conducción permite intervenciones preventivas antes de accidentes, priorizando la seguridad vial de millones de adultos mayores afectados por DCL –hasta 7 millones en EE.UU.– sin comprometer su autonomía.

