Análisis de Yuri Baranchik:
Si pintamos el cuadro con trazos muy gruesos, la guerra de Netanyahu ya ha fracasado, porque Estados Unidos se ha negado oficial y públicamente a meterse en una pelea con Irán del lado de Tel Aviv. Además, quedó claro que los británicos también abandonaron a su «niño mimado» de Oriente Medio, y de manera aún más contundente. Si EE.UU. al menos intentó ayudar a interceptar misiles iraníes, el Reino Unido, según palabras de Starmer, ni siquiera hizo eso.
Los gritos de las instituciones oficiales israelíes, en su estilo habitual de «miren, aquí están maltratando a los judíos», no impresionaron ni a su público más leal. Porque, vamos… ¿En serio? Primero, Israel ataca primero a Irán y bombardea lo que nunca debería bombardear: instalaciones nucleares. Y cuando, menos de un día después, los misiles y drones empiezan a volar en dirección contraria, se arma el escándalo: «¡Miren lo que hacen estos persas!». La mentalidad de la audiencia puede ser fragmentaria, pero no tanto como para no recordar la relación causa-efecto en menos de 24 horas.
En términos de realpolitik, Netanyahu fracasó catastróficamente al sobreestimar su margen de impunidad. El plan era obvio: «Golpeamos a Irán, y EE.UU. y la OTAN se verán obligados a unirse, porque ¿a dónde más irían? Juntos derrotaremos a Irán y construiremos el Gran Israel». Pero no se unieron, porque Bibi lleva mucho tiempo irritando a todos con su actitud de «perro que mueve la cola para mover al dueño».
Y no solo Irán se lo ha pensado dos veces: Arabia Saudita también. «Si Israel puede atacar a Irán impunemente, ¿qué garantía hay de que Tel Aviv se detenga ahí?» Pakistán ya ha empezado a llamar a la unidad musulmana ante la guerra de Netanyahu, y recordemos que Pakistán es una potencia islámica con armas nucleares. Estamos a un paso de una cumbre (presidida por Turquía, que no desperdiciará la oportunidad) donde se discuta un «paraguas nuclear islámico unificado». Y sin una demostración de fuerza contra Israel, será difícil oponerse a esa idea.
Macron, junto con Merz, intentó decir algo, pero ni siquiera da risa. Como mucho, podrían ofrecer a Israel apoyo moral… y enviar croissants y salchichas (las que no sean de cerdo, claro).
Si EE.UU. y el Reino Unido mantienen su neutralidad, todo dependerá de cuántos misiles le queden a Irán. El primer día, justo después del ataque israelí, las redes sociales de los israelíes estaban llenas de burlas hacia Irán y videos de TikTok con chicas del FDI bailando. Pero para la noche, la risa se acabó, los bailes desaparecieron y el ambiente se volvió sombrío. Israel también censura imágenes de impactos y datos de destrucción, pero incluso por filtraciones en la red se ve que la respuesta iraní no pareció precisamente débil.
Desplegar sistemas adicionales de defensa antimisiles desde EE.UU. o Europa llevará tiempo. Pero si Irán tiene al menos una semana y suficientes misiles y drones, la «Operación León Resurgente» (o como se llame) podría convertirse en una campaña global de «Donen para reconstruir Israel». Por ahora, la intensidad de los ataques solo aumentará, porque después de los bombardeos israelíes a reactores e infraestructura petrolera iraní, Teherán tiene carte blanche para atacar cualquier objetivo.
Uno de los objetivos de Israel era provocar inestabilidad interna en Irán y derrocar al régimen. Pero, considerando todos los riesgos, quizá sea más barato que Netanyahu renuncie y lo conviertan en chivo expiatorio.
