El jueves 12 de junio, la policía de Kenia dispersó con gas lacrimógeno a un centenar de manifestantes que se encontraban por el centro de Nairobi, capital de Kenia, exigiendo justicia por la muerte del bloguero y maestro Albert Ojwang, quien falleció el pasado fin de semana bajo custodia policial.
Los manifestantes marcharon por el centro de la capital para pedir la renuncia del subinspector general de la Policía, Eliud Lagat, a quien acusan de haber arrestado a Ojwang.
Albert Ojwang, era un profesor de 31 años originario de la localidad de Homa Bay, quien fue arrestado en su domicilio el sábado 7 de junio por presuntamente haber publicado supuestas informaciones “falsas” en la red social X sobre el Eliud Lagat.
Un día después de la muerte de Ojwang, el inspector general de la Policía, Douglas Kanja, informó que la detención se produjo a raíz de una queja presentada por el subinspector Lagat ante publicaciones que “desprestigiaban su nombre”.
Según la autopsia realizada por el patólogo Bernard Midia, el profesor Ojwang, habría muerto por una herida en la cabeza, compresión en su cuello y heridas en otras partes de su cuerpo, además Midia señaló que “Es poco probable que se trate de una lesión autoinfligida”, contradiciendo la versión policial del fallecimiento del profesor.

Los manifestantes cuestionan la versión policial del fallecimiento de Ojwang
El caso generó tal nivel de malestar social, que el presidente de Kenia, William Ruto, condenó el suceso e instó a la Policía a tomar las medidas necesarias para “facilitar una investigación rápida, transparente y creíble sobre la muerte de Ojwang”.
Pero a pesar, que el presidente de Kenia se manifestó, el malestar social se expandió por Nairobi y el jueves salieron a las calles miles de manifestantes que lograron avanzar por los alrededores del Ayuntamiento hasta llegar cerca del Parlamento y en un intento por traspasar el perímetro de seguridad, los policías les dispararon cartuchos de gas lacrimógeno para reprimir a la multitud.
Aunque decenas de manifestantes mantuvieron la posición enarbolando pancartas que rezaban: “¡Dejen de matarnos!” otras expresaban mensajes contra las medidas económicas, al exclamar “Sin justicia y sin presupuesto”, ya que el pasado jueves 12 de junio estuvo previsto la presentación del nuevo presupuesto nacional para el periodo 2025 – 2026, establecido por el ministro de hacienda, John Mbadi.

El presupuesto de Kenia fomenta la indignación pública
La administración del presidente William Ruto ha estado esforzándose por reducir el déficit fiscal y dejar de gobernar con una elevada deuda de alrededor de dos tercios.
Según medios locales, Ruto ha buscado nuevas fuentes de financiación después de que las protestas nacionales del año 2024 que lo obligaron a establecer medidas de severas y descartar el aumento de impuestos planeados por un valor de más de 2.700 millones de dólares.
Sin embargo, Los críticos han acusado al gobierno keniano de utilizar el presupuesto para aumentar los impuestos indirectos, según el especialista en impuestos, John Kuria, informó que “la gente no está muy contenta, especialmente con el gobierno y cómo se utilizan los impuestos”.
Por otro lado, diversos analistas económicos, han informado que la administración de Ruto a pesar que intentan ajustar el gasto y combatir el fraude, no ha evitado que siga creciendo el déficit de financiamiento y la deuda externa.
El gobierno de Kenia en marzo había solicitado un nuevo programa de préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y en febrero se unió a un club de rápido crecimiento de naciones africanas que han recurrido al mercado a pedir prestado dinero para pagar deudas.
Este año, el gobierno debe demostrar una mejoría presupuestaria para que la población pueda respaldar sus argumentos a favor de un nuevo programa con el FMI de lo contrario el malestar social se seguirá prolongando y las manifestaciones seguirán expandiéndose por mejorías económicas.