Una filtración internacional ha desatado una tormenta política al revelar que el Instituto Tony Blair para el Cambio Global participó en reuniones estratégicas vinculadas a un escandaloso proyecto inmobiliario que pretende transformar Gaza en una “Riviera” de lujo, al estilo Dubái, con el desplazamiento masivo de palestinos como telón de fondo.
El plan, descrito en documentos filtrados obtenidos por Financial Times y Middle East Eye, fue presentado como una ambiciosa propuesta de reconstrucción de posguerra estilo Riviera. Sin embargo, su verdadero rostro quedó expuesto cuando se supo que incluía el incentivo económico para la emigración forzada de más de dos millones de personas y el desarrollo de enclaves turísticos en territorios palestinos devastados por los bombardeos.
Una «Riviera» estilo magnates
Entre las ideas planteadas, el proyecto mencionaba la creación de una “Trump Riviera” y una “Zona de Manufactura Inteligente Elon Musk”, con estructuras financiadas mediante “blockchain, tokens y fideicomisos”.

Aunque el Instituto Tony Blair negó haber redactado el plan, admitió que miembros suyos “participaron en reuniones técnicas con otros actores”, y que estuvieron en “modo escucha” en grupos de trabajo.
Pero esta línea defensiva no ha bastado para calmar la indignación internacional. La periodista Areeb Ullah, de Middle East Eye, calificó el plan como un intento de “limpieza étnica con cobertura empresarial”.
Asimismo, uno de los borradores hablaba abiertamente de “incentivar la migración voluntaria de hasta el 25 % de la población de Gaza hacia otros países” y ofrecía “compensaciones en efectivo” como mecanismo de presión para lograrlo.
Un documento clave revelado por Financial Times indicaba que el plan había sido evaluado por expertos de Boston Consulting Group (BCG) y contaba con el interés de inversores privados, incluidos aliados del presidente Donald Trump.
La investigación complementaria detalla el modelado de escenarios de reubicación para, por lo menos, 500.000 palestinos con paquetes de reubicación de 9 000 $.

Organizaciones de derechos humanos y líderes del mundo árabe han condenado el proyecto. “Es un plan colonial reempaquetado con PowerPoint y promesas tecnológicas”, denunció un funcionario palestino que pidió anonimato.
La noticia ha generado un rechazo global y ha reavivado las críticas hacia Tony Blair, acusado de repetir patrones de intervención neocolonial. “Quieren borrar a Gaza del mapa y vender sus ruinas como propiedad vacacional”, concluyó el analista libanés Nassim Khoury.