La leche materna representa mucho más que un simple alimento; es el primer escudo de salud, amor y desarrollo que una madre ofrece a su hijo o hija. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida es fundamental para garantizar un crecimiento sano y un sistema inmunológico fuerte que defienda al bebé de infecciones y enfermedades crónicas.
Este alimento natural previene enfermedades gastrointestinales y respiratorias, además de brindar protección frente a padecimientos como diabetes, obesidad, alergias e incluso frente al COVID-19. Los beneficios para las madres también son significativos: aceleran la recuperación posparto, reducen la probabilidad de depresión postnatal y disminuyen a largo plazo riesgos de cáncer, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Más allá del plano individual, la lactancia materna impacta positivamente en la sociedad y el medio ambiente. Promueve la justicia social al reducir gastos en fórmulas infantiles y medicamentos, aligera la presión sobre los sistemas de salud pública, y protege al planeta al evitar el uso de envases contaminantes y la huella ambiental generada por la producción y distribución de productos artificiales.
Así, fomentar la lactancia materna exclusiva no solo es un acto de cuidado individual, sino una apuesta decidida por un futuro más saludable, justo y sostenible.