Alba Boström, levantadora de peso sueca de 23 años que logró varios récords europeos y mundiales a nivel juvenil, hizo historia en el Mundial de Powerlifting clásico de la IPF en Alemania, donde totalizó 565 kilos para llevarse el triunfo y establecer una plusmarca.
Bostrom es especialista en press de banca y compite en la categoría de hasta 63 kilos. En esta competición levantó 197,5 en sentadilla, 140 en press de banca y cerró con 227,5 de peso muerto, prueba en la que no ocultó una incontinencia en plena competición.
Si bien Bostrom ya era récord con 222,5 en peso muerto, fue por más y logró los cinco kilos de diferencia que le permitieron llevarse el triunfo con 565. Segunda fue la italiana Chiara Bernardi (560 kilos) y tercera la estadounidense Meghan Scanlon (545).
La competidora terminó orinando mientras completaba el último levantamiento, algo común en el powerlifting femenino a raíz de la presión extrema en el core. Lejos de ocultarlo, aprovechó la ocasión para generar conciencia.
Lo que le ocurrió a Boström no es un accidente aislado, ni tampoco es motivo de vergüenza dentro del powerlifting femenino. De hecho, tiene nombre: incontinencia inducida por el esfuerzo, y es más común en este deporte de lo que muchos imaginan.
Durante los levantamientos máximos —especialmente en sentadilla y peso muerto—, la presión intraabdominal se eleva considerablemente. Las atletas suelen realizar una maniobra de Valsalva (una técnica de respiración que consiste en contener el aire y generar presión interna para estabilizar el torso) para proteger su columna y generar potencia. Pero esa misma presión también puede comprimir la vejiga y sobrecargar el suelo pélvico, provocando pérdidas involuntarias de orina.