Varios líderes europeos tienen previsto reunirse esta semana con autoridades estadounidenses en un intento por avanzar en un marco que permita poner fin a la guerra en Ucrania, según confirmó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien dijo que “ciertos líderes europeos vendrán a nuestro país el lunes o el martes individualmente”.
La iniciativa llega tras una cumbre celebrada en París en la que 26 países se comprometieron a diseñar garantías de seguridad para Ucrania una vez que se alcance un eventual alto al fuego.
“El día en que pare el conflicto, las garantías de seguridad se desplegarán”, declaró el presidente francés Emmanuel Macron al presentar las conclusiones de la reunión, en la que, según París, se acordó que esas garantías podrían incluir la presencia de una fuerza internacional “en tierra, mar y aire”.

El viaje de mandatarios europeos a Washington tiene un doble objetivo: afinar el contenido de esas garantías y lograr el respaldo práctico de Estados Unidos —incluido el compromiso económico y político— para que cualquier arreglo no quede “congelado” en la práctica y deje a Ucrania vulnerable. En París, los dirigentes pidieron a Washington que concrete su contribución a ese paquete de garantías en los próximos días.
La urgencia diplomática se produce en un contexto de nueva escalada militar: en los últimos días Rusia lanzó ataques de gran intensidad que han dejado víctimas y daños en infraestructura ucraniana, lo que aumentó la presión sobre los aliados de Ucrania para acelerar decisiones sobre sanciones y apoyo militar.
El gobierno estadounidense ya advirtió que está dispuesto a avanzar hacia una “segunda fase” de sanciones contra Moscú si fuera necesario.
Ucrania presiona a los «Líderes»

Ucrania, por su parte, reclama que las declaraciones de apoyo se traduzcan en medidas concretas. El presidente Volodímir Zelenski subrayó que las expresiones de condolencia “deben ir acompañadas de acciones contundentes”, en referencia a la necesidad de mayores sanciones y medidas para reducir la capacidad de Rusia de financiar la guerra.
Moscú ha rechazado con antelación la idea de despliegue de tropas occidentales en territorio ucraniano como parte de un acuerdo, y advirtió que no aceptará “intervención extranjera” en ninguna forma. Esa postura rusa complica las negociaciones sobre la estructura exacta de las garantías de seguridad que proponen los aliados de Kiev.
Expertos y diplomáticos ven el viaje de los líderes europeos a Washington como una prueba clave: si Estados Unidos ofrece un compromiso claro —ya sea en forma de participaciones concretas en la futura fuerza internacional, apoyo logístico o sanciones más duras—, podría aumentarse la credibilidad del marco de seguridad propuesto.

Sin embargo, varios analistas advierten que un acuerdo que simplemente “congele” las líneas de frente sin restaurar la integridad territorial de Ucrania sería inaceptable para Kiev y difícilmente estable.
En los próximos días se espera que varios encuentros bilaterales y llamadas telefónicas entre líderes europeos, el presidente Trump y representantes de Kiev y Moscú clarifiquen si existe una base práctica para formalizar un acuerdo de paz o si, por el contrario, las discusiones permanecerán en el terreno político y declarativo.