La ciudad de Beijing enfrenta una grave emergencia tras las intensas lluvias que azotaron la capital china durante la última semana, dejando como saldo trágico 44 personas fallecidas y 9 desaparecidas, según reportaron hoy las autoridades en conferencia de prensa a través de la agencia estatal Xinhua. Este desastre, agravado por inundaciones repentinas y desbordamientos de ríos, golpeó especialmente a las zonas montañosas del norte de la ciudad, provocando daños severos en infraestructura y viviendas.
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Impacto humano y áreas más afectadas
Entre las víctimas mortales, se encuentran 31 ancianos que perecieron atrapados en un centro de atención a adultos mayores ubicado en la localidad de Taishitun, distrito Miyun, una de las zonas más afectadas por las crecidas de ríos y los embates del agua. Miyun, junto con otros distritos como Huairou, Yanqing y Pinggu, soportó los daños más significativos debido a la concentración de las lluvias torrenciales en esta región montañosa.
El desastre ha afectado aproximadamente a más de 300.000 residentes y causado daños en unas 24.000 viviendas, con infraestructuras esenciales colapsadas o severamente dañadas en 40 pueblos y 312 aldeas administrativas de la zona norte de Beijing.

Medidas de emergencia y rescate
En respuesta a la crisis, las autoridades municipales activaron el nivel I de respuesta de emergencia por inundaciones desde el sábado por la noche, y desplegaron equipos multidisciplinarios para la atención y evacuación de las comunidades afectadas. Hasta la fecha, más de 104.000 personas han sido evacuadas de zonas de alto riesgo, mientras los equipos de rescate han logrado salvar a más de 5.400 personas atrapadas en medio de las inundaciones.
El operativo incluyó la movilización de 6.830 efectivos, 1.356 vehículos y 296 embarcaciones, acompañados del uso de drones y maquinaria pesada como bulldozers y excavadoras para despejar caminos y facilitar las labores de búsqueda y rescate. Los bomberos y equipos especializados aplicaron rescates acuáticos con cuerdas, escaleras y tácticas de natación para asegurar la evacuación segura de los afectados.
Hasta el momento, se han despejado 364 de las 424 carreteras rurales afectadas, con expectativa de reabrir todas las vías importantes en breve. Además, el suministro de agua y electricidad se restableció progresivamente en la mayoría de las localidades afectadas.
Respuesta ante la emergencia
Uno de los factores críticos ha sido la enorme presión de las lluvias sobre el embalse de Miyun, el mayor en Beijing, que ha recibido 910 millones de metros cúbicos de agua en solo siete días —casi un 30% más que el récord anterior establecido en 1974— poniendo en riesgo la infraestructura hidráulica y dificultando aún más las labores de control de las inundaciones.
Pese a esto, el nivel del embalse ha comenzado a descender y se mantiene estable y seguro, según reportaron las autoridades encargadas de la gestión del agua. No obstante, las lluvias continuas y el terreno montañoso han provocado inundaciones repentinas y deslizamientos que agravaron la situación en las comunidades.
Apoyo institucional y atención a los afectados
El gobierno de Beijing ha reiterado su compromiso de acelerar la reparación de viviendas y la infraestructura pública dañada por las lluvias e inundaciones, además de garantizar que los residentes puedan regresar a sus hogares con seguridad. Se presta especial atención a los grupos más vulnerables, incluyendo la asistencia médica y psicológica para las familias de las víctimas.
El vicealcalde ejecutivo de Beijing, Xia Linmao, enfatizó que todos los recursos disponibles se están destinando para asegurar la provisión de suministros esenciales y apoyar a las comunidades en la recuperación rápida del desastre.
Contexto meteorológico
Del 23 al 29 de julio, la capital china sufrió lluvias extremas persistentes, con precipitaciones concentradas en sus regiones montañosas más expuestas. Estas tormentas violentas no solo afectaron a Beijing, sino también a provincias vecinas, donde continúan las labores de emergencia por daños similares.
El desastre en Beijing se suma a una serie de fenómenos climáticos intensos registrados en años recientes en China, donde las inundaciones y lluvias han cobrado cientos de vidas y generado grandes daños materiales, poniendo de relieve la vulnerabilidad ante el cambio climático y la necesidad de fortalecer sistemas de prevención y respuesta.
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Gestión de la crisis
Pese a los esfuerzos desplegados, las autoridades reconocieron ciertos errores en la gestión inicial de las lluvias, que pudieron haber incrementado el impacto de las inundaciones, especialmente en áreas rurales y comunidades aisladas. Este reconocimiento apunta a la importancia de mejorar los protocolos de alerta, evacuación y respuestas tempranas para reducir el riesgo en futuras emergencias.
Las pérdidas humanas y materiales constituyen un llamado a reforzar las estrategias de prevención y mitigación en Beijing y otras regiones vulnerables, así como a consolidar la resiliencia de infraestructura y comunidades frente a eventos extremos.
La tragedia en Beijing, proveniente a las lluvias e inundaciones, es una dura prueba para la capital china que continúa desplegando esfuerzos para superar las consecuencias de estos fenómenos naturales. La cooperación institucional, la movilización social y la atención a los afectados serán claves para la recuperación y reconstrucción de la región.
