Las recientes e intensas lluvias registradas en los estados llaneros de Barinas, Apure y zonas adyacentes han dejado una estela de impactos críticos sobre comunidades rurales, vías de comunicación y sectores productivos, colocando en alarma a más de ocho sectores clave y afectando cerca del 80% de la infraestructura vial rural en municipios de alta producción agropecuaria.
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Barinas: 80% de Vías Rurales Impactadas y Familias Desbordadas
En el municipio Pedraza, del estado Barinas, las lluvias han ocasionado que un abrumador 80% de las vías rurales queden afectadas, situación que ha comprometido gravemente no solo la movilidad, sino también la seguridad alimentaria y productiva de la región. De acuerdo con reportes oficiales, cerca del 70% de las áreas agrícolas de la jurisdicción están inundadas, con particular énfasis en la parroquia Ciudad Bolivia, donde varios sectores han quedado prácticamente intransitables por el avance de las aguas.
La parroquia José Antonio Páez enfrenta igualmente cifras severas, con estimaciones de entre 70% y 80% de terreno anegado, lo que ha forzado a numerosas familias campesinas a abandonar temporalmente sus predios y buscar refugio en comunidades vecinas y centros improvisados. La situación de las lluvias ha sido especialmente grave en localidades como Boca de Anarú, donde el desbordamiento del río Apure y caños aledaños desde finales de junio ha sumido en la emergencia a unas 68 familias rurales, dedicadas a la cría, ordeño y pequeños cultivos de subsistencia. Decenas de hogares han perdido corrales, animales y cultivos, así como sus accesos regulares debido al colapso de terraplenes, alcantarillas y pasos puentes tradicionales.
No se trata de un aislamiento menor: las inundaciones causadas por la intensidad de las lluvias, han dejado a comunidades de escasos recursos sin presencia visible de autoridades, lo que ha generado llamados urgentes de los residentes para que se articule ayuda humanitaria inmediata. La devastación también incluye comunidades rurales como Santa Martha, La Sonrisa, Sabana Sola o Las Mercedes, donde otras 600 familias reportan daños parciales o totales a sus viviendas y medios de vida.
Producción Ganadera y Agrícola en Riesgo por las lluvias
La severidad de las lluvias en Barinas y municipios fronterizos como Arismendi ha afectado a siete caseríos, comprometiendo la actividad agrícola, ya que juntos estos municipios aportan el 85% de la producción de carnes y lácteos de toda la entidad. El sector agrario reporta pérdidas de miles de hectáreas de cultivo y ganado, así como fincas bajo agua y afectaciones económicas de escala incalculable para los pequeños y medianos productores de la región.
Apure: Emergencia y Respuesta en Infraestructura Crítica
Mientras tanto, en el estado Apure, las autoridades han dado inicio a trabajos de rehabilitación en vías estratégicas del municipio José Antonio Páez. Estos esfuerzos buscan mitigar el impacto negativo de las lluvias con las crecidas de ríos y caños sobre la movilidad y la economía local, tras implementar maquinaria pesada en puntos críticos como Guasdualito y otros sectores. Un episodio reciente, el colapso de una alcantarilla en Morrocoy, obligó a restringir el paso de vehículos pesados en la troncal principal, generando ajustes logísticos y la elaboración de un plan especial de paso limitado para mantener abastecidos a los poblados aislados.
Paralelamente, se han iniciado labores en el sector Remolino, donde se procederá a la instalación de tuberías, reparación de drenajes y rehabilitación del puente Guaritico, que sufrió daños estructurales por la fuerza del agua, debido a la crecida de los ríos y las fuertes lluvias en la zona. El objetivo principal es restablecer la circulación y garantizar el flujo de bienes, servicios y asistencia a las comunidades más damnificadas.

Reconstrucción y Supervisión de Infraestructura Mayor
El restablecimiento de la conectividad ha sido reforzado por la construcción del nuevo Puente de Guerra El Muerto sobre la arteria vial entre Mantecal y Bruzual. El avance de esta obra alcanza ya el 37% y representa una solución vital para la reanudación del flujo estratégico entre los estados Barinas y Apure, facilitando el comercio, el transporte y el acceso a servicios esenciales para miles de personas.
Ocho Sectores Bajo Agua en Bolívar y Alerta Nacional por el Orinoco
El drama no se limita a los Llanos: al menos ocho sectores del municipio Cedeño, en el estado Bolívar, permanecen completamente inundados por la crecida del Orinoco, que mantiene en alerta roja a las autoridades y pobladores del sur del país. Zonas como El Rincón, Cruz Verde, Castillero, Punta Cedeño y Centurión han levantado improvisados muros de sacos para tratar de contener el avance del agua, al tiempo que el gobierno regional activa un Plan de Riesgo Preventivo de Lluvias para atender la emergencia.
Las consecuencias humanas se cuentan en miles de afectados: solo en el estado Bolívar y Amazonas, la cifra de personas damnificadas por el desbordamiento del Orinoco y sus afluentes ya supera los 1.500 habitantes entre comunidades rurales que exigen soluciones habitacionales, sanitarias y de reubicación definitiva.

Pérdidas Económicas y Sanitarias en Escalada
Las repercusiones sobre la economía regional son profundas: más de 5.000 hectáreas de caña de azúcar arrasadas solo en el estado Portuguesa, cultivos de auyama y patilla destruidos, y la subsistencia de pescadores y vendedores informales en riesgo inmediato. Los afectados también alertan sobre la proliferación de enfermedades transmitidas por el agua, brotes de malaria y diarreas, y urgen a las autoridades a desplegar operativos sanitarios y médicos de emergencia.
Persistencia del Riesgo Climático
El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología advierte que dos ondas tropicales activas continúan atravesando el país, generando condiciones propicias para nuevas lluvias en regiones ya saturadas. La probabilidad de más crecidas y anegaciones obliga a mantener la alerta máxima y a fortalecer la coordinación interinstitucional para una respuesta oportuna ante la magnitud del desastre.
La exigencia de productores, comunidades y organizaciones de base es clara: atención inmediata, infraestructura resiliente y una gestión integral de riesgo que privilegie la vida, la seguridad y la recuperación productiva frente a los embates del clima extremo.
