Una nueva investigación publicada por The Washington Post señala que, a cinco meses del despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, el presidente Nicolás Maduro enfrenta el aumento de tensiones con una estructura estatal cohesionada y sin indicios de fracturas internas.
De acuerdo con fuentes consultadas por el medio, el mandatario ha reforzado su seguridad y reducido el número de apariciones públicas, pero se mantiene “de buen ánimo” tanto en reuniones privadas como en actos políticos, donde aparece respaldado por simpatizantes y principales autoridades del Estado.
El reportaje detalla que el círculo más cercano de Maduro —integrado por la vicepresidencia, los ministerios estratégicos y la presidencia de la Asamblea Nacional— permanece unido, sin señales de quiebre ni disputas de poder.
Funcionarios citados por The Washington Post sostienen que, aunque existe preocupación lógica por la retórica del presidente Donald Trump y las operaciones militares estadounidenses, el gobierno venezolano considera improbable un ataque directo y apuesta a resistir hasta que Washington reduzca la presión.
La publicación también menciona contactos informales promovidos por intermediarios internacionales, así como un intercambio telefónico reciente entre Trump y Maduro, descrito como cordial, sin ultimátums ni exigencias inmediatas. Para el gobierno venezolano, esto confirma que la situación sigue abierta a canales diplomáticos.
En contraste, los planes opositores para un eventual “día después” carecen de viabilidad real. Incluso documentos internos citados por el propio medio estadounidense reconocen que esos escenarios dependen de una ruptura militar que no existe y de un nivel de control institucional que la oposición no posee.

