El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, advirtió este viernes que Estados Unidos busca derrocar a su Gobierno mediante un “zarpazo terrorista militar”, luego del anuncio de Washington sobre el despliegue de fuerzas en el sur del mar Caribe bajo el pretexto de combatir el narcotráfico.
En un acto desde el Palacio Federal Legislativo, Maduro denunció que “lo que amenazan con intentar hacer contra Venezuela, un cambio de régimen, un zarpazo terrorista militar, es inmoral, criminal e ilegal”.
El mandatario subrayó que esas acciones violan abiertamente el derecho internacional, recordando que “el derecho internacional prohíbe la amenaza del uso de la fuerza contra estados soberanos y el uso de la fuerza contra estados soberanos”.
El jefe de Estado vinculó esta nueva escalada con la larga lista de intervenciones militares estadounidenses en el mundo, que dejaron países devastados. “No podemos olvidar Líbano, Siria, Irán, Vietnam, Irak, Afganistán y Libia”, dijo al enumerar naciones atacadas bajo falsos alegatos de Washington.
“Nadie tocará a Venezuela”

En medio de la creciente tensión, Maduro insistió en que el pueblo venezolano está dispuesto a resistir cualquier intento de agresión extranjera: “No es tiempo de diferencias políticas ni de colores. Una sola bandera nos cobija […] y esta patria es inexpugnable. Nadie tocará a Venezuela. Que lo oiga el que quiera oírlo: Venezuela se respeta”.
De igual Modo Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional alertó que se adelanta un golpe contra Venezuela financiado con dinero del narcotráfico de EE.UU.
Asimismo, llamó a la unidad nacional frente a la amenaza y destacó la movilización de 4,5 millones de milicianos, además de la jornada de alistamiento convocada en vísperas de su discurso.
Rechazo internacional a una guerra en Suramérica

El mandatario agradeció las expresiones de solidaridad que ha recibido en el ámbito nacional e internacional, asegurando que existe un “rechazo mundial” contra los intentos de Washington de abrir un frente bélico en la región.
“Agradezco a todos los sectores de la sociedad venezolana y a todos los gobiernos y pueblos del mundo, la solidaridad y el apoyo que le han dado a Venezuela y el rechazo mundial unánime a que EE.UU. abra un conflicto armado en Suramérica y lo sume a sus fracasos de Vietnam, Afganistán, Irak y Libia: fracasos estadounidenses del poder imperial”, señaló.
Gobiernos de América Latina y el Caribe —entre ellos México, Bolivia, Cuba, Nicaragua y Colombia— así como los países que integran el ALBA, han advertido que cualquier intervención militar estadounidense constituiría una violación flagrante de la soberanía regional.
China también fijó postura. La portavoz de su Cancillería, Mao Ning, declaró que “China se opone a cualquier acción que viole los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y la soberanía y seguridad de un país. Nos oponemos al uso o la amenaza del uso de la fuerza en las relaciones internacionales y a la injerencia de fuerzas externas en los asuntos internos de Venezuela bajo cualquier pretexto”.
Del lado ruso, el canciller Serguéi Lavrov expresó respaldo al Gobierno venezolano y su “esfuerzo por defender la soberanía nacional y garantizar la estabilidad institucional”, en momentos en que Caracas enfrenta una creciente presión militar y diplomática por parte de Washington.
Un nuevo frente del intervencionismo estadounidense

La Casa Blanca justifica su despliegue en el Caribe con la excusa de combatir al narcotráfico, pero Caracas sostiene que se trata de un pretexto para justificar acciones de fuerza contra Venezuela. El propio Maduro recalcó que Washington busca reeditar en Suramérica los mismos esquemas de injerencia que devastaron a Medio Oriente y Asia Central.
Con este escenario, Venezuela se convierte nuevamente en el epicentro de la confrontación entre un bloque que defiende la soberanía regional —respaldado por gobiernos latinoamericanos, Rusia y China— y el viejo intervencionismo militar estadounidense, que, según Maduro, está condenado a repetir sus fracasos.